Lo dice hoy en este periódico
Danuta Hübner la ministra europea de Política Regional, por
cuyas manos pasa un tercio del mastodóntico presupuesto que
cada año manejan las instituciones comunitarias en forma de
fondos estructurales y de cohesión: “¡Pienso que debemos ser
optimistas!”. Y lo afirma, así, entre admiraciones, a pesar
de que el horizonte de 2013, cuando terminará el Programa
Operativo actualmente en curso concluya y los países que
forma la Unión Europea tendrán que afanarse de nuevo en la
tarea de repartir la solidaridad y los esfuerzos para
contribuir al proyecto común que empezó a forjarse hace ya
varias décadas. La Ciudad Autónoma de Ceuta habrá recibido
entonces y desde 1986 alrededor de 350 millones de euros. Es
más que probable que ni siquiera entonces el Presupuesto de
la Administración local en términos consolidados, con todo
lo que comprende lo público dentro, llegue a esa cuantía,
por lo que nuestros socios europeos nos habrán regalado,
millón arriba millón abajo, cerca de una anualidad íntegra
para acercarnos a la media comunitaria en múltiples
indicadores (renta per cápita, servicios, nivel de vida,
infraestructuras...). El mensaje, que es imposible de
concretar porque ni siquiera se ha abierto aún el debate
sobre qué ocurrirá con la política estructural y de cohesión
de la UE a partir de 2013, debe ser interpretado por las
autoridades locales y nacionales como un acicate para seguir
haciendo el mejor uso de los fondos que sigue recibiendo
tanto Ceuta como España. Primero, porque Hübner asegura que
la Comisión Europea es “perfectamente consciente” de la
“especial situación” de la ciudad y segundo porque la
comisaria no muestra la más mínima duda sobre el correcto
uso que se está haciendo de dichos fondos. Por tanto, tanto
la Ciudad como el resto de agentes sociales implicados en la
Comisión de Seguimiento de los Programas Operativos ya saben
lo que les toca: afanarse aún más, si cabe, en la tarea de
dar ejemplo de buen uso del dinero. Esa será la mejor razón
para ser optimistas.
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