Es una de las insignias vivientes
del fútbol de Ceuta, que jugó aquí, que no salió de aquí y
que, tras su retirada de los campos de fútbol, aquí sigue
trabajando, trabajando de verdad en el ICD.
Traigo hoy a mi columna a Pepe Almagro, porque acaba de dar
una muestra más de su hombría de bien, de su generosidad y
de su ética personal, al dejar el cargo de una de las
selecciones de nuestra ciudad, por haber entrado con una
persona y seguirle a ese el día que ha dejado de estar en el
puesto que ostentó con Emilio Cózar.
El gesto de Pepe Almagro es el de aquel hombre que en el
deporte o fuera de él sabe estar en su sitio, sabe valorar
la confianza que depositaron en él y sabe estar donde están
los hombres con dignidad, prefiriendo la amistad de quien
confió en él, al carguito junto a quienes no se sabe, aún,
por donde van a ir.
Pepe Almagro, un hombre del deporte, en el terreno de juego
y fuera de él, ha dado siempre la cara y no ha necesitado de
argucias especiales para estar en el terreno de juego,
primero, y más tarde en un puesto de trabajo que no ha sido
un regalo de nadie.
Estoy seguro de que dejar ese puesto de seleccionador de una
de las selecciones de chavales de Ceuta le habrá dolido a
Pepe Almagro, no por el cargo, sino por los chavales, pero
también sé que a la hora de decidir en lo primero que habrá
pensado habrá sido en la confianza que una persona depositó
en él y a esa persona, y a nadie, le podía traicionar Pepe
Almagro.
Alguien, que no sea del talante de Pepe Almagro, podrá
pensar que habrá otro que ocupe ese puesto, y yo estoy
seguro de que lo habrá, pero nadie pondrá toda su alma como
él la ha puesto, al tiempo que para un chaval no es lo mismo
que le enseñe alguien que fue un gran futbolista, un
profesional de los pies a la cabeza, a que le esté
dirigiendo un “san cualquiera”, eso que quede muy claro.
Yo, y lo digo como lo siento, no creía que en tan pocos días
iba a haber tantos cambios en la Federación de Fútbol, pero
visto lo visto, no sé si Antonio García Gaona no estará
“metiendo en casa al mismo demonio para erradicar el
pecado”, y naturalmente en esos juegos y en esos cambios,
personas como Pepe Almagro o como Mariano Díaz Mesa no van a
entrar.
Y es que la Federación, con casi treinta años de
inmovilismo, ahora parece que va a hacer una “primera
revolución” que no va a dejar títere con cabeza, al menos en
la organización.
Y lo malo de estos cambios tan rápidos y tan”profundos” es
que con ellos hayan desaparecido de las estructura básicas
personas como Pepe Almagro, que siempre pueden enseñar cosas
interesantes a los chavalines jóvenes y que nunca pondrían
ningún tipo de zancadillas en la marcha de la entidad.
Yo que durante muchas temporadas, desde la 78 – 79, hasta la
85-86, vi casi todos los partidos de aquel Ceuta, dentro y
fuera de casa, cuando incluso llegó a jugar en 2ª A, no
siempre estuve de acuerdo, en todo, con Pepe Almagro, pero
puedo decir que, incluso en lo que no estaba de acuerdo con
él, nunca vi que esquivara el bulto en los momentos más
complicados, entregándose totalmente en el terreno de juego,
y me consta que, después como educador de los chavales, es
el auténtico ejemplo a seguir, por quienes quieren ser en el
fututo futbolistas. Esta Federación no se puede permitir el
lujo de prescindir de personas totalmente válidas y
capacitadas.
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