El refuerzo de los controles sobre la documentación de los
ceutíes y sus vehículos en la aduana marroquí de la frontera
del Tarajal desde primeros del pasado mes de octubre no
obedece a la ristra de rumores más o menos descabellados que
corren por la calle sino al deseo de Rabat de terminar con
el “desbarajuste” detectado por el país vecino en la
comunidad local con su documentación para entrar en él.
Desde primeros del pasado mes de octubre el personal de
aduanas del paso fronterizo de Bab Sebta, la otra cara del
espejo del Tarajal, acabó con el trato especial que daba a
los ceutíes y a sus vehículos cada vez que entraban en
territorio marroquí y comenzó a gestionar sus cruces como si
de cualquier otro español se tratara, exigiendo tanto el
sellado de sus pasaportes como la acreditación de disponer
tanto del seguro internacional del automóvil (la carta
verde) como del permiso de importación temporal (el ‘papel
verde’) en regla.
Fuentes policiales españolas de toda solvencia vincularon
ayer al cierto “desbarajuste” detectado por las autoridades
marroquíes en sus controles rutinarios sobre personas y
coches procedentes de Ceuta el incremento de la burocracia
para los residentes en la ciudad autónoma registrado,
refuerzo que genera desde hace casi dos meses esperas de más
de 3 horas en los momentos de mayor intensidad de tránsito
entre ambos países.
“La Gendarmería parece haber detectado que un gran número de
vehículos cruzaba sin su seguro internacional en regla o con
el permiso de importación temporal vencido, lo que sumado a
la problemática del tráfico de coches robados y
documentación falsa ha llevado a una intensificación de los
controles aduaneros”, detallaron ayer fuentes de toda
solvencia que negaron credibilidad alguna a los rumores,
desmentidos ya en su momento con documentación de por medio,
de que el endurecimiento de la vigilancia se debiese a la
entrada en el país vecino sin sello de un representante
institucional.
Las mismas fuentes señalaron que la obligación de sellar sus
pasaportes a la entrada y a la salida del país vecino no
tiene, al menos de forma pública, fecha límite conocida.
Tal y como adelantó recientemente en su columna diaria José
Luis Navazo un grupo de ceutíes espera cita para reunirse en
representación de la sociedad local (no institucionalmente)
con algún representante oficial marroquí y abordar posibles
soluciones al conflicto.
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