Para situar al lector, “Al Massae”
(La Tarde) es un periódico marroquí escrito en árabe fundado
en el país vecino en septiembre de 2006 y líder en su
sector, con una publicación diaria de más de 130.000
ejemplares. De carácter políticamente independiente está
dirigido por Rachid Niny, antiguo emigrante “sin papeles”,
trabajador en los campos del Levante español y casado, desde
hace varios años, con una andaluza de confesión cristiana.
El caso es que “Al Massae” enfrenta tiempos difíciles. La
publicación de la noticia sobre una presunta boda homosexual
(que al final no fue tal) en uno de los feudos del islamismo
radical en Marruecos, la norteña villa de Alcazarquivir
(próxima a la luminosa Larache), encendió la ira de las
autoridades, jaleadas y presionadas por un entorno islamista
cada vez más estructurado y visible en el Reino de
Marruecos; particularmente cuando el diario señalaba la
presencia en la misma de un fiscal del Estado. Resultado: la
condena a una cifra astronómica en concepto de
“indemnización”, algo inaudito: 550.000 euros por
difamación. Como advierte su director, esa es la nueva
estrategia del régimen contra los medios independientes y
que le hacen sombra: asfixiarlos económicamente, buscando
hacerlos inviables. En este caso, están además en juego los
puestos de 150 trabajadores de la empresa. No importó que
“Al Massae” corrigiera y desmintiera la noticia (de hecho se
trató de una fiesta). ¿Está amenazada la libertad de prensa
en Marruecos?; ¿hay retrocesos en los avances logrados en
los últimos años…?. La verdad es que personajes políticos de
diferente signo pero de sello indudablemente moderado, desde
el ex secretario general del “Partido de la Justicia y el
Desarrollo” (islamistas parlamentarios) Saâd El Othmani, al
antiguo ministro y dirigente del influyente partido del
“Istiqlal” (Independencia), Larbi Mesari, coinciden en su
análisis: Marruecos está viviendo un retroceso, en la
práctica, en cuanto a libertad de información se refiere. De
hecho, llama la atención el elenco de periodistas
represaliados en los últimos tiempos, o la limitación a la
libertad de prensa en nombre de valores sacrosantos como le
ocurrió al semanario “Nichane” y su polémico dossier (“Así
se ríen los marroquíes de la religión, el sexo y la
política”) que acabó, en los tiempos del Gobierno Driss
Jettou, con el cierre del mismo por las presiones del
digamos campo religioso, ante la indiferencia y la falta de
coraje y coherencia de la apesebrada clase política del
país; también podemos recordar el forzado exilio del ex
director de “Le Journal Hebdomaire”, Aboubakr Jamai y muchos
otros. ¿Se puede escribir libremente en Marruecos, con la
espada de Damocles pendiendo permanentemente sobre la
cabeza…?. El mismo Sindicato Nacional de la Prensa Marroquí
(SNPM) alertaba, el pasado 3 de mayo, sobre el permanente
retroceso de la libertad de expresión en el país.
Ayer a las 18.00 locales (una hora más aquí en España), la
céntrica plaza de la Justicia en Tetuán era testigo de una
pacífica pero airada concentración de apoyo al diario “Al
Massae”; unas doscientas personas, profesionales y
representantes de la población civil, se solidarizaban con
el represaliado diario y en defensa de la libertad de
expresión. Ayer y no solo en Marruecos (la solidaridad con
la libertad de prensa es un valor universal), todos
estuvimos con “Al Massae”.
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