Ciertamente, los actos que suele
desarrollar la Casa de Ceuta en Barcelona suelen ser
brillantes cuando los realizan los propios miembros de la
entidad, pero en cuanto lo dejan en manos de terceros ya
pierden bastantes puntos de apreciación.
La cena de gala con motivo del 42 aniversario de la entidad
no pasó de ser una cena de bar, menú para trabajadores de
seis euros, camuflada en la presentación de los platos con
ínfulas de ser de tres estrellas Michelin. Lástima que estén
empeñados, los miembros de la Junta, en celebrar esas cenas
en el restaurante del mismo hotel todos los años cuando
deben saber ya que van a menos cada vez.
Bueno, no era mi intención escribir sobre la barata
gastronomía, que no del precio, de un hotel de cuatro
estrellas, sino de esa otra economía que un esperpento
disfrazado de político trata de liar.
Me estoy refiriendo, con la última frase, a los ataques de
Mariano Rajoy contra el gobierno de España en referencia a
la posible compra de acciones por parte del segundo gigante
petrolero ruso.
Estoy totalmente de acuerdo con Pepe Blanco. Cuando
gobernaba el PP, con Rajoy dentro, decidieron privatizar
Repsol y con ello mandaban a tomar por culo los planes
estratégicos de nuestro país. Así de claro y contundente lo
escribo.
Es de una política estantigua, esperpéntica, la que realiza
Mariano Rajoy al exigir ahora responsabilidades al Gobierno
de España por la posibilidad de que los rusos entren en la
petrolera, cuando sabe muy bien que el Gobierno de España
tiene las manos atadas en el asunto por culpa del mismo
Rajoy y de su jefe de entonces, Aznar. La privatización de
la empresa petrolera Repsol, política liberal, tiene esas
consecuencias de futuro. Meterla en el mercado produce esas
consecuencias de compra y venta nefastas para la estrategia
del país en materia de suministros.
Que ahora se ponga a cantar, desafinando desde luego, de
manera tan nefanda en contra de una política que él mismo
aprobó cuando gobernaba el PP, ya es para mandarlo a cantar
la Macarena en pleno Congreso.
Mientras tanto José María Aznar sigue tratando de ser el
Jefe, con mayúsculas, de un Mariano Rajoy que no acierta ni
a la de tres en sus ataques al Gobierno. Si Rajoy rompe su
promesa de mandar hacer gárgaras a su mentor, en referencia
al ruedo político, me opondré enérgicamente a que sea
Presidente de nuestro Gobierno. La emisión de mensajes
críticos, por parte de Aznar, contra la política
gubernamental, no dejan de ser desvaríos liberales de un
político que sabe ya no pinta nada en la nave nacional, ni
siquiera empuña el timón de su partido. Por mucho que trate
de serlo no deja de ser un político estantiguo como Rajoy y
su insistencia en defender el liberalismo para una supuesta
unidad de los españoles… se estará refiriendo, de seguro, a
la UNIDAD DE DETERMINADOS ESPAÑOLES.
El resultado que estamos viviendo ahora en relación a la
crisis es el producto de la tesis pepera cuando gobernaban y
si algún día vuelven a gobernarnos… tengan por seguro que a
corto plazo nos llevan a la bancarrota sin remisión. De
hecho, todos los gobiernos del PP, tanto a nivel nacional
como autonómico, no han revitalizado jamás la economía total
del país. Sólo unos cuantos han mejorado ostentosamente su
posición económica. El país no.
Es de estúpidos creer que las críticas de los peperos
conducen a mejorar la situación actual cuando por su propia
condición liberal no hará más que enriquecer arcas privadas
a costa del endeudamiento, pleno y contundente, del país.
No podemos ni debemos ignorar que el mercado es de libre
participación, cuando se tratan de asuntos privados, y el
mejor postor tiene todos los derechos de adquirir lo que
vendan. Eso tenía que haberlo pensado antes el propio Aznar
cuando privatizó Repsol. Imaginaba que serían los americanos
los que adquirieran acciones… son los rusos y ahí explota.
Que mantenga, y Rajoy se lo cree, que el liberalismo es la
mejor opción contra la crisis y que para ello es necesaria
una oposición “sin complejos”… ya vemos a qué conduce y para
curarse en salud… los socialistas siempre culpables. ¡Anda y
que te zurzan!
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