El vaso de la paciencia rebosó ayer en el Antonio Peroles de
Roquetas donde la AD Ceuta cayó ante un equipo mediocre
llamado a pelear por la permanencia. Un rival anodino que
simplemente supo aprovecharse de la falta de pegada de los
caballas que siguen dejando pasar oportunidades. Y gota a
gota, domingo a domingo, los blancos continúan su caída
libre en la clasificación, tras haber sumado seis puntos de
los últimos veintisiete posibles. Lo que les deja a diez del
playoff de ascenso y a tres de la promoción de descenso, en
la undécima posición. Cada vez más cerca de tirar por la
borda la temporada. Porque, con estos mimbres, parece claro
que no se hace un cesto. Mientras la directiva sigue
deshojando la margarita del cambio de técnico. Algo que no
sería descabellado que se anuncie en las próximas horas
porque, visto lo visto, este equipo necesita una reacción.
Descartado que vaya a llegar con buenos resultados.
De confirmarse este extremo, en el que sería el último
partido de Benigno Sánchez al frente del Ceuta, el
entrenador murciano volvió a apostar por su tradicional
sistema. Un 4-2-3-1 más exento de pólvora que nunca,
teniendo en cuenta que ante la baja por sanción de Fran
Amado se quedaba Onyema Elvis como único referente ofensivo.
Demasiado solo, al contar con la única compañía de un
voluntarioso Javi Navarro que no estuvo tan acertado como en
anteriores ocasiones. Ni él ni nadie, ya que los blancos no
supieron aprovechar las concesiones defensivas de un equipo
flojo en defensa y romo en ataque. Por lo que parece difícil
entender cómo el Ceuta pudo encajar dos goles.
Algo que, por raro que parezca, ocurrió. El primero llegó de
penalti, al tranformar Xavi Molas una pena máxima cometida
por Dani Martino al cumplirse el primer cuarto de hora. Una
infracción tan clara como evitable, porque el defensa
asturiano se equivocó al cortar la internada de Jorge Pérez
en la primera aproximación de los locales. Mientras que,
hasta el momento, los ceutíes habían gozado de las ocasiones
más claras. Personificadas en un Onyema Elvis que primero
picó un balón ante la salida del portero, después disparó
seco sobre Toni Bernal y luego lo intentó desde la frontal.
El nigeriano contra todos antes de encajar el uno a cero.
Una vez por debajo en el marcador los blancos tuvieron una
ocasión clarísima para empatar el encuentro en las botas de
Juanfran. Curioso que fuera un central, reconvertido en el
día de ayer a lateral derecho, que hiciera las veces de
delantero centro al internarse en las líneas enemigas para,
a pase de Elvis, encarar a Toni Bernal y estrellarla en el
cancerbero. Un Juanfran que se convierte en el sexto hombre
que actúa en la demarcación de ´dos´ en catorce jornadas.
A partir de ahí las ocasiones se alternaron. Que si Javi
Navarro a las nubes, Romario a las manos de Lledó, Xavi
Molas demasiado centrado, Alvaro en dos ocasiones con el
punto de mira desviado, Pepín de cabeza por encima del
larguero y, la última del primer periodo, un centro chut de
Txiki que se marchó por la línea de fondo. Un panorama
desalentador tras el que concluiría el primer periodo.
Un decorado que incluso empeoraría en la segunda mitad,
cuando el Ceuta nunca dio la impresión de poder empatar el
partido. Un marco con el que pasarían los minutos. Por ello,
a falta de media hora, y viendo la inoperancia de los suyos,
Benigno Sánchez fue dando entrada a Carlos Valverde por
Martino y a David Fas por Txiki. Lo que tampoco cambiaría la
dinámica de un equipo que incluso encajaría un segundo gol
en un nuevo error defensivo. Acción nacida de un despeje de
la zaga almeriense que supuso un balón en largo buscando a
Javichu al que no fueron ni Sergio Castaño ni Lledó. Pero sí
el jugador rojillo que, completamente solo, se plantó ante
el meta sevillano para hacer el segundo.
Un jarro de agua fría que desestabilizó a los blancos para
sacarlos del partido. Aunque no tardaron mucho en volver, ya
que la expulsión por doble cartulina amarilla de Víctor
Marco les hizo regresar a la cita. Con diez minutos por
delante más el descuento, los caballas lo intentaron a la
desesperada. Con más corazón que cabeza se fueron arriba
para forzar una falta en la frontal. Una situación que
sirvió para que los blancos redujeran distancias por
mediación de Pepe Martínez, a falta de tres minutos para que
se cumpliera el tiempo reglamentario. Incluso, superado el
noventa, un cabezazo de Anxo a la salida de un córner pudo
significar el empate. Pero la defensa almeriense despejó
sobre la línea el peligro para asegurarse el triunfo.
Un triunfo tan necesario para el Roquetas como para el Ceuta
y que se apuntaron los primeros. Un rival que se esperaba
pudiera servir como chivo expiatorio. Pero nada. Los ceutíes
regresaron con una derrota bajo el brazo que colma el vaso.
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