Es la disyuntiva por la que está
pasando ahora el PSOE de Ceuta, en donde dos grupos
realmente enfrentados no sé cómo van a terminar, si en
“pucherazo” por parte de De la Encina, o en una llegada al
entendimiento, por parte de ambas partes.
De la Encina, tras muchas intervenciones en este asunto, no
sé si va a ser árbitro neutral, o si va a ser la voz de su
amo, tirando de los que viven a quieren vivir de la
política.
Mal haría De la Encina si echara al final el borrón que le
marcara para siempre, como un mediador que no actuó con
imparcialidad, porque eso sería echarle encima algo que se
habría ganado en un terreno, de por sí, resbaladizo desde el
primer instante en el que comenzó el intento de solución de
este problema.
Está claro que los políticos, esto es los que viven de la
política, a la hora de la verdad son capaces de vender su
alma al diablo si de por medio está un cargo garantizado y
en esa situación se puede estar moviendo el señor diputado,
cuando no parece que se abra el partido, con claridad a
todas las corrientes.
Y es que los partidos que estos días hace 33 años bailaban
de alegría porque con la muerte del anterior Jefe del Estado
se les había abierto la puerta para volver a entrar en
escena y con ello se abría por completo esa puerta a la
democracia, siempre han reclamado claridad y democracia,
para otros, pero dentro de sus propias estructuras un
partido tiene “sus normas” que si alguien intenta
traspasarlas, democráticamente hablando, actúan con la misma
parcialidad que actúan los que cierran la puerta a los
propios partidos.
Fue en el propio PSOE y achacado a Alfonso Guerra, aquello
de “el que se mueva no sale en la foto”. ¿En qué estamos,
pues?. Si estamos pidiendo libertad, al menos de expresión
¿Cómo se come esto?. Sencillamente, sin tenedor. Con la idea
y la realidad de que son las cúpulas de los partidos,
aquellos que viven de la política, los que marcan, siempre a
su favor, el terreno de juego. Hasta donde y quienes son los
que pueden hablar y ocupar cargos, y quienes los que tienen
que conformarse con pegar carteles.
Afortunadamente, para muchos de los que ahora aquí en Ceuta,
en el PSOE, si de la Encina no actúa imparcialmente, los que
no saldrán en la foto no van a tener que pegar carteles,
porque por su profesión, dentro o fuera de la política, en
un partido o en otro, pueden vivir sin mendigar un cargo.
En la otra parte, con o sin cargos, pegando o no carteles,
tendrán que hacer méritos más que sobrados, para no tener
que recurrir de inmediato a “¿Qué hay de lo mío?”, y aquí,
de verdad, un hombre experto en solucionar problemas, de
este tipo, deberá hilar fino, porque por razones obvias, el
problema que en su día tenía Algeciras no es comparable al
que hay hoy en Ceuta, y los que se quedaron fuera en
Algeciras estaban en una situación distinta a la que están
los que si hay parcialidad se quedarían fuera aquí.
Todo lo que no sea abrir los partidos, el PSOE también, se
puede convertir en una chapuza, y eso sería lo que menos
conviene, en estos instantes a Ceuta y al PSOE de esta
ciudad.
El tiempo va pasando, la solución no se ve por ninguna
parte, Ferraz tendrá que actuar y cualquiera de la
soluciones que dé, si aquí no hay acuerdo dejará, un poco
más, tocado al partido, que con la juventud, con ella sola,
no puede marchar, y con dos grupos enfrentados, todavía
menos. Los momentos siguen siendo tensos.
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