Salí ayer de Tetuán con la fresca
dejando a mi espalda, detrás de Cabo Negro, un espeso frente
de nubes en el área del Estrecho; en contraste, enfilando
hacia el suroeste el día amanecía fresco y claro, con el
cielo de un azul intenso. Desde la balconada de “Khemis
Sahel”, ya cayendo hacia Larache, las aguas de Atlántico se
divisaban, en lontananza, mansas y serenas.
Pocos kilómetros al sur de la capital del Lucus, en la
antigua ruta hacia Kenitra y Rabat una empresa vasca, “Soroa”,
nacida en Guipúzcoa en 2002, ha puesto en marcha un moderno
y equipado vivero plenamente integrado en el medio,
aprovechando al máximo las posibilidades de la energía
renovable lanzando un modelo de producción respetuoso con el
medio ambiente. Sus impulsores, Ainoa y Joseba (siento haber
traspapelado los apellidos), exultantes por los resultados
después de un arduo trabajo no exento de sinsabores,
confesaban en la inauguración que éste era el día más
importantes de sus vidas. Delante de unas cuidadas
instalaciones y bajo la tradicional gran carpa al uso del
país, autoridades e invitados siguieron atentos las
explicaciones disfrutando después de un exquisito catering.
Allí acudieron el ministro marroquí de Agriculturay Pesca
Maritima, Aziz Akhannouch, el Delegado del ramo en Larache,
el Gobierno Vasco representado por el Consejero de
Agricultura, Pesca y Alimentación, Gonzalo Sáenz de
Samaniego, el Director de Innovación, Martín Ascasibar y la
Vicepresidenta y Directora del Gabinete, María Isabel Sola
Brea, persona afable y con innegable “charme”; en cuanto a
la representación diplomática, asistieron al acto el Cónsul
General de España en Tetuán y Larache, Javier Jiménez-Ugarte
y José Manuel Reyero, Consejero Económico y Comercial de la
Embajada de España en Rabat, con parte de su equipo.
Salí de “Soroa Pepinieres” con una agradable sensación
llegando a Tetuán, después de “perrear” algo en ruta, con el
crepúsculo. Del baúl de las anécdotas, más grande ya que el
de la Piquer, les cotillearé dos: una el catering servido,
abundante y de excelente calidad. elaborado en base a
sabrosos productos locales por una empresa de San Sebastián
con nombre propio: “Gutizi”; enhorabuena chicos,
sobresaliente. ¿La otra?... Lo comenté, discretamente, un
poco por ahí. Con lo que a nuestros vecinos les gustan las
banderas (de hecho aquello parecía a primera vista un acto
oficial marroquí, con las Fuerzas Auxiliares y la
Gendarmería Real discretamente desplegadas, además de
decenas de rojas banderas al viento) y, hombre, allí
faltaban a mi gusto, no es por nada solo para darle más
realce al acto, las dos enseñas del país inversor: la
colorista “ikurriña” vasca arropada, naturalmente, por la
bandera de España. La cosa no tiene en sí más importancia y,
desde luego, yo no se la doy pero puede asegurarles que
nuestros vecinos y amigos marroquíes, perspicaces y siempre
al loro, toman buena nota de estas cosillas y sacan sus
conjeturas. Por lo demás el acto como el día, magnífico,
bien organizado, fino y con ese toque elegante tan
característico de las tierras y gentes del norte. Alentado
por las autoridades marroquíes y españolas (con el Gobierno
Vasco a la cabeza) y con el calor humano de un numeroso
grupo de amigos y familiares desplazados para la ocasión.
Ainoa y Joseba, enhorabuena. ¡Aurrerá!.
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