No importa que estemos pasando una
crisis. No importa que aumente, cada día, el número de
parados. No importan los acuerdos que se puedan tomar en la
reunión del G- 20. No importa que empresas de categoría
estén realizando despidos masivos, ni como consecuencia de
ello, los obreros corten vías de comunicación. Nada de todo
esto tiene la menor importancia en la vida de la sociedad
española.
Lo que, realmente, tiene importancia y que nos puede llevar
a solucionar los problemas de todos los españoles incluidos
los económicos son, sin duda alguna, las entrevistas
realizadas a dos chorizos de la categoría de Roldán y Julián
Muñoz, los problemas de Raquel Mosquera, las peleas de los
Janeiros o la boda del conde Lequio. Estos sin que son
problemas y no los que hemos comentados al principio del
artículo, sobre la crisis económica que estamos padeciendo,
el aumento del paro o que el personal no tenga para pagar la
hipoteca.
Se imaginan ustedes, por unos solos segundos, lo qué hubiese
sido de España y los españoles, de no haber entrevistado,
previo pago, al chorizo de Roldán. No me lo quiero ni
imaginar, Es más me pongo a imaginar lo que hubiese sido de
todos los españoles, si esta entrevista no se hubiese
realizado y me echo a temblar.
La entrevista, según los anuncios realizados por la tele,
era la más esperada, la realizó María Teresa Campos y en
honor a la verdad, no estuvo a la altura que se esperaba.
La entrevista, si se le quería dar cierto interés
periodístico, qué no sé qué interés pueden tener las
declaraciones de un chorizo como este personajillo, se le
debería haber dado, para que la realizará, a Mercedes Milá.
La Campos, la verdad sea dicha, no era la periodista más
adecuada para realizar esa entrevista que, insisto, no tiene
ningún interés periodístico. A no ser que el haberse
“trincado” algunos miles de millones de las antiguas
pesetas, sea algo que haya de destacar por haberse realizado
una gran gesta, al mangar miles de millones de las antiguas
pesetas de todos los españoles.
Dada la publicidad realizada, por la cadena que iba a dar
semejante entrevista a este chorizo, decidí perder mi tiempo
en escuchar lo que podría decir. Me llevé una gran
decepción, no dijo nada que no se supiese por activa y por
pasiva. Si acaso el hombre, en su defensa, alegó que él era
el único que se había declarado culpable y reconocido todos
los hechos, asunto este que otros no habían realizado. No,
es lo que me digo, si al final vamos a tener que estarle
agradecido todos los españoles por ese fermso detalle de
reconocer lo que era obvio.
Total que, como sucede cuando se entrevista a cualquiera de
estos personajillos, pasa lo de siempre, te cuentan el mismo
cuento sin variar nada. Entre que la historia me la sabía y
que la entrevistadora no era la adecuada para ella, me
aburrí soberanamente.
Hay siglos que no está uno para nada y, encima, me dan la
boda del conde Lequio, otro de esos personajes famosillo del
tres al cuarto, a los que algunas cadenas de la telebasura
le han hecho millonarios. Cambio de canal y me pongo a ver
dibujos animados.
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