En noviembre de 2006 fallecieron dos neonatos en el hospital
del INGESA por no recibir asistencia sanitaria tras el
parto, según alegaron los padres de los bebés, quienes
interpusieron una demanda a los facultativos. El
procedimiento judicial continúa abierto y el último dato es
que los libros de nacimiento pudieron ser manipulados.
A fecha de hoy el procedimiento de instrucción judicial
continúa abierto a la espera de obtener todas las pruebas
que puedan hacer que el magistrado del Juzgado de
Instrucción número 4 dictamine si se trató de una mala
praxis o una negligencia médica en el caso de los dos
neonatos fallecidos el 30 de noviembre de 2006 en el
hospital del INGESA.
Los últimos datos del caso apuntan hacia la supuesta
manipulación de los libros de nacimiento de los pequeños por
parte del personal sanitario. Manipulación que ha quedado
presentada ya que la secretatria judicial ha sellado el
documento que prueba que los datos fueron sobreescritos y
que apuntan al peso de los bebés en el momento del
alumbramiento.
En una primera instancia, y tras un farragoso proceso de
expedición de pruebas ya que el INGESA consideraba que debía
salvaguardar los datos personales de sus pacientes y negaba
aportar el documento del año de defunción, dicho registro
acreditaba que la niña pesaba 520 gramos cuando en realidad
la balanza registró 475 gramos. En el caso del niño, similar
al anterior, se hizo constar el peso de 550 gramos cuando la
balanza marcó 490 gramos. Ambas cifras se reflejan en el
libro de nacimiento con una flechita manuscrita debajo de la
caseta que marca los pesos. De ahí que la secretaria
judicial acreditase que ambas cifras habían sido manipuladas
antes de entregarlas al magistrado.
El letrado de la acusación, formulada esta por los padres de
los bebés, señala a los facultativos por un presunto delito
de denegación de asistencia sanitaria y otro de homicidio
por imprudencia con dos fallecimientos, “ya que se ha
demostrado que los fetos estaban desarrollados, formados,
nacieron con vida e incluso se mantuvieron vivos más de 10
horas”.
Antecedentes del caso
El 30 de noviembre de 2006 nacieron dos bebés en el hospital
del INGESA. Eran prematuros, tenían 24 semanas de gestación
y pesaron al nacer 475 y 490 gramos. La niña, con menor
peso, murió a las 22 horas de haber nacido mientras que el
niño tardó 12 horas.
Según expuso el letrado de la familia por aquella fecha,
“hubo mala praxis por parte de todo el equipo técnico que
atendió el parto y por tanto hubo negligencia médica. De
hecho, además de no dar de comer a los bebés se les abrió la
ventana mientras estaban en la cuna, supuestamente, para no
prolongar más el sufrimiento de los neonatos.”
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