No es infrecuente comprobar la
capacidad del presidente Vivas de mantener perfectamente
diferenciadas sus posiciones de responsabilidad política. El
Jefe del Ejecutivo local, que lo es del Partido Popular se
muestra decidido a defender una forma de entender la gestión
desde el espíritu y filosofía que representan los valores de
esta formación, pero también sabe conjugar sabiamente su
responsabilidad como presidente autonómico y alcalde de
todos los ceutíes.
En este sentido, ha de considerarse como positiva, las
buenas y responsables relaciones institucionales que siempre
ha mantenido como criterio de conducta política;
sencillamente porque a Ceuta lo que no le hace falta, de
ningún modo y menos necesita, encontrarse en un escenario de
gresca entre administraciones porque definitivamente estas
coyunturas no conducen a nada y, desde luego, a nada bueno.
Converger con las regiones más avanzadas, disfrutar de los
mismos servicios públicos que se disponen en otras regiones
del país, es el objetivo prioritario marcado por este
gobierno del PP en Ceuta que ha sabido equilibrar una
estrategia de lealtad y responsabilidad institucional
[alejada de aspavientos políticos públicos] alabada, oh
curiosidad, incluso reconocida y aplaudida, por la
Administración General del Estado en manos del PSOE.
¿Beneficios?, sencillamente la mejor coordinación, la
actuación conjunta entre las administraciones en favor de la
ciudadanía.
La llegada de Fernández Chacón, del mismo perfil político
que Vivas, a la Plaza de los Reyes ha contribuido
considerablemente a que en Ceuta se vea una interactuación
que marcha con mayor fluidez de la esperada precisamente por
los tonos, por las formas, por la responsabilidad de dos
piezas que, aunque en distintas formaciones políticas,
convergen en la idea de fomentar todo aquello que sirva para
el avance de la ciudad y de sus ciudadanos. Y en ese
escenario de normalidad institucional, aún con presencia de
algún que otro badén en el camino es, con mucho, mejor que
andar por un sendero de baches.
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