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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 19 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

¿Adiós al cultivo de cannabis en el Rif?
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Vaya, todavía falta y siendo realistas la producción de cannabis nunca va a poder ser, dada la complejidad del fenómeno, totalmente erradicada. Además su progresiva eliminación debe ir acompañada de cultivos o actividades económicas alternativas que sustituyan, entre una población por otro lado nada sobrada de recursos como es la rifeña (región productora por excelencia), esta innegable fuente de riqueza, sin duda con indeseables efectos colaterales tanto entre productores como consumidores y que ha salpicado a la misma Administración marroquí en varias ocasiones. Por otro lado la demanda de consumo en Europa no parece descender, particularmente en el segmento de edad comprendido entre los 15 y 24 años, ocupando el dudoso primer honor los daneses, seguidos de franceses y británicos; sobre 72 millones de europeos, 1/4 parte del total, reconoce haber fumado al menos una vez cannabis. ¿Las estadísticas en Ceuta y el resto de España…?: se las dejo a los colegas, que yo vivo en el extranjero y a veces no me entero muy bien de cómo va la fiesta -y la escopeta- nacional.

Retomando el titular y pese a las malas lenguas (“no se toman el problema en serio”), la realidad es que el Reino de Marruecos, “chuia chuia”, ha ido tomando posiciones consiguiendo controlar en cierta medida el fenómeno en los últimos años. Así y según recientes datos del ministerio de Interior, presidido por Chakib Benmoussa, la superficie de tierras dedicada a la producción de cannabis (mayoritariamente en Tetuán, Chauen, Alhucemas, Larache y Taounate) estimada en 134.000 hectáreas en 2003, ha descendido a 60.000 hectáreas acabando el año 2008, un notable descenso del 55%, siendo el próximo objetivo limitar la superficie de cultivo a 50.000 hectáreas para el año que viene. Como observación de campo podemos afirmar que la erradicación ha sido masiva en las tierras de Larache y Taounate, por cierto productoras de un cannabis de inferior calidad, pero en el irredento Rif las superficies cultivadas se mantienen. Globalmente no está nada mal, teniendo además en cuenta que las indemnizaciones a los agricultores rozan lo ridículo. Se estima que un millón de marroquíes, una cifra respetable, tiran para adelante con los beneficios del cannabis. Por el contrario, la nueva y letal amenaza en el horizonte son las drogas duras (cocaína y heroína), lacra que está empezando a “invadir” Marruecos desde el sur y vendiéndose, además de en los círculos habituales, en las cercanías de colegios y liceos (institutos de enseñanza media). Insisto: un gravísimo problema en ciernes de carácter estratégico y que, hasta el momento, no había contaminado de forma masiva el país.

En la lucha antidroga también se están apretando las tuercas, golpeando al “lobby” agazapado en el seno de la Administración como se pudo ver en Tánger y Tetuán hace unos años. El último caso ha sido el del coronel-mayor Mohamed Hammouchi, responsable de la guarnición militar de Nador, condenado recientemente por tráfico de droga (y también por complicidad en la inmigración ilegal) a dos años de prisión en firme por el Tribunal de Primera Instancia de la populosa villa, próxima a la hermana ciudad de Melilla). En Nador por cierto y según también me afirman, han fallecido hasta veinticuatro personas en las últimas inundaciones.
 

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