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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 19 DE NOVIEMBRE DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El compromiso para el tratamiento de residuos

Ya venía de largo la situación heredada sobre la precariedad del histórico vertedero de Santa Catalina. Un basurero municipal abosolutamente saturado e incapaz de admitir las numerosas toneladas de desechos que a diario genera Ceuta. La primera etapa, de transición, se asumió con decisión. La clausura era una cuestión de racionalidad que se llevó a cabo al tiempo que se adaptaron las medidas para dar salida a los residuos sólidos urbanos. Hacer memoria es definitivamente lo adecuado para, en justicia, realizar un balance acorde con la complicada decisión de modificar los sistemas generados décadas tras décadas de inacción política en cuanto a previsiones adecuadas. No se hizo en los ochenta, tampoco en los noventa aunque sí se inició el camino en el tránsito hacia el siglo XXI. El año 2000 y, sobre todo el 2001, sirvió para comenzar una etapa hacia el futuro en la gestión de los llamados RSU [Residuos Sólidos Urbanos]. Mucho se ha analizado, criticado, penalizado y augurado, desde el prisma más negativo sobre el verdadero futuro de la gestión de los residuos en Ceuta. El tiempo, que va dando y quitando razones, sitúa siempre las cosas en su justo punto. El Gobierno de la Ciudad Autónoma se basa en cuatro fundamentales premisas para acometer esta obligación en las que, en ningún caso, se encuentra la del atentado a la naturaleza ni a la salud. Conviene recordar lo que es absolutamente cierto ante las continuas aseveraciones que en los últimos años se han venido realizando desde posiciones más o menos ‘verdes’. Sin ser portavoces de nadie, a poco que se conozca el desarrollo de las actuaciones del Ejecutivo [no hace falta escarbar mucho] se sabe que indudablemente la primera de las premisas se basa en la utilización de un sistema de gestión que en nada afecte al Medio Ambiente; un nuevo sistema que sea bien aceptado por la ciudadanía y que de ningún modo afecte a la salud, además de contar con la tecnología más avanzada compatible con la normativa europea. No queda al margen la financiación. Un proyecto de esta envergadura debe necesariamente estar respaldado por la Administración General del Estado y por la UE.
 

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