El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de
Barcelona, Francesc Granell, manifestó ayer, en su
conferencia en la segunda jornada del curso que, sobre la
primera crisis en la era de la globalización, se está
llevando a cabo en el Centro Asociado de la Universidad
Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Ceuta, que la
conferencia de Washington era “totalmente prescindible a
nivel técnico por lo poco que se ha avanzado en cuanto a las
nuevas técnicas para resolver las relaciones económicas
internacionales”, si bien entiende que “fue útil que se
viera que los líderes internacionales daban la cara”.
El catedrático de Economía Aplicada, Francesc Granell,
manifestó que la cumbre del G-20 “sirvió para que se viera
que los líderes del mundo hacían algo”, es decir, “para
conseguir que volviera una cierta confianza al sistema”,
pero que de las expectativas de renovar el capitalismo nada
de nada.
El ponente recordó que la conferencia de Washington se
planteó a mediados de octubre a propuesta de la Unión
Europea (UE), “lo que quiere decir que la cumbre se organizó
en menos de un mes” y, en cambio, la reunión de Bretton
Woods en julio de 1944 –donde se establecieron las reglas
para las relaciones comerciales y financieras entre los
países más industrializados del mundo después de la II
Guerra Mundial– “tuvo dos años de preparación y 21 días de
reuniones técnicas”.
“La reunión de Washington ha sido sólo una cena de gala y
cuatro horas de trabajo”, indicó Granell, “y ya se ve que de
ahí no puede salir gran cosa”, añadió.
Para el catedrático, la aportación de la cumbre del G-20 no
es más que un “sumatorio de ideas que hace tiempo que están
pululando en el mundo, traídas por otras conferencias
internacionales, de Naciones Unidas, de la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) o reuniones del
G-7 y del propio G-20”.
De todas esas reuniones se dieron unas conclusiones, recordó
el ponente, como un plan de acción para acercarse al 0,7 por
ciento del PIB de ayuda al desarrollo, acelerar las
políticas de librecambio o la lucha contra los paraísos
fiscales, las cuales “ahora parece que se van a acelerar con
motivo de esta crisis”, explicó Granell.
Respecto al cambio de presidente en la mayor potencia
económica del mundo, Estados Unidos, el ponente indicó que
“Barack Obama no es que sea muy librecambista, quiere
proteger un poco a su industria”.
Granell señaló que Estados Unidos ya no tiene el poder que
adquirió tras la Segunda Guerra Mundial, “ahora hay
potencias emergentes que les gustaría tener más peso en el
Fondo Monetario Internacional”, caso de China.
El especialista en Economía recordó que el gigante asiático
“ya pidió revisar las cuotas del FMI, porque China tiene un
gran peso comercial en el mundo”.
Granell lamentó también que “nadie se percatase de la
profundidad, del calado, que iba a tener esta crisis”.
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