Son las dos caras de la moneda. Por un lado, los vecinos,
que han pedido insistentemente a la Ciudad que reestablezca
el servicio de autobús urbano para el entorno de la calle
Real; por otro lado, los comerciantes, que se oponían a que
la calle Real se abriera al paso de autobuses. Los primeros
se congratulan; los segundos asumen la decisión de la
Ciudad.
La calle Real volverá a ser semipeatonal, pero sólo para el
paso del autobús urbano en el primer tramo; y para los
propietarios de garages, en el que abarca desde Teniente
Arrabal hasta Azcárate.
Aunque, este periódico ya avisó en su edición de ayer que se
estudiará la posibilidad del tránsito por Fructuoso Miaja o,
más improbable aún, por Serrano Orive, lo cierto es que la
Ciudad va a tener que abrir la calle Real al autobús urbano.
Esta noticia cogió por sorpresa a la presidenta de la
Asociación de Vecinos del Centro, Blanca Vallejo, que
exclamó un “¡por fin!” que sonó a alivio cuando se enteró de
la noticia.
“Son muchos meses recogiendo firmas y escuchando las mismas
reivindicaciones por parte de los vecinos. La primera idea
que teníamos era que los autobuses pasaran por la calle
Real, pero tampoco nos importaba que se pusiera otro
recorrido, con tal de que fuera conciliador para los
vecinos”, dijo Vallejo.
La otra cara fue la de los comerciantes de la calle Real. La
gran mayoría se oponían a la idea de abrir el tráfico a los
autobuses, pero el portavoz, Enrique Ramos, asumió ayer, con
“sentido común” la noticia. “Si es lo mejor para los
vecinos, lo aceptamos; nosotros no queríamos, pero hay que
aceptar lo que quiera la mayoría”. Ellos plantearon rutas
alternativas, “pero si no pueden pasar por otro sitio, lo
veo bien”, dijo. “Ahora habrá que controlar las tiendas de
niños, separar bien la calzada de la acera y controlar que
solamente pasen los autobuses por allí y no un coche cada
cinco segundos”, terminó.
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