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					La prevalencia de la diabetes en la sociedad actual no hace 
					sino crecer en los últimos años, y resulta especialmente 
					preocupante que aparezca en niños y adolescentes, ya sea por 
					razones genéticas o como consecuencia de una alimentación 
					inadecuada adobada con la falta de ejercicio. 
					 
					En su charla con motivo del Día mundial de la Diabetes, Ana 
					Felicidad Egea, profesional de la Enfermería, hizo especial 
					hincapié en la atención psico-social que deben recibir los 
					niños y adolescentes que han desarrollado la enfermedad para 
					lograr que disfruten de una vida lo más normalizada posible.
					 
					 
					-¿Cómo se logra la normalización de la vida del niño y el 
					adolescente diabético? 
					 
					-Se consigue desde la concienciación de la sociedad, 
					incidiendo en el concepto de que el menor con diabetes es un 
					niño como cualquier otro, como uno con asma o con cualquier 
					otra patología que hay que cuidar. La enfermedad debe 
					llevarse desde el hogar con ánimo y con muy buena 
					disposición porque, indudablemente, en la familia se produce 
					un crack cuando el pequeño cae enfermo. Lo más importante es 
					superar ese impacto y hacer que el niño tenga una vida 
					normalizada, no digo normal porque no puede serlo desde el 
					punto de vista que lleva una serie de cuidados, pero sí 
					normalizada, y también debe implicarse la sociedad. 
					 
					-¿De qué forma puede concretarse esa colaboración de la 
					sociedad? 
					 
					-Por ejemplo desde el mundo educativo concienciando a los 
					alumnos en los colegios y de ahí saltar al resto de la 
					sociedad. La idea es que los niños no marginen al compañero 
					que tiene que realizarse determinadas pruebas; que esto se 
					vea como algo lógico, como una enfermedad que tiene una 
					cantidad ingente de población. Debe también promoverse su 
					participación en eventos que se desarrollen en los colegios, 
					para que se ayude a esa normalización de sus vidas. Podemos 
					abordar el tema en la propia casa, hablando con nuestros 
					hijos, y también las enfermeras, desde nuestro trabajo, 
					considero que tenemos mucho que hacer. 
					 
					-¿Qué tipo de cuidados precisa los niños diabéticos? 
					 
					-De todo tipo, desde hábitos higiénicos a los dietéticos. 
					Deben de tener una alimentación sana y equilibrada, y 
					realizar un programa de ejercicios que permita que su azúcar 
					en sangre vaya metabolizándose de forma adecuada. Si nos 
					fijamos bien, los cuidados que precisan estos niños los 
					deberíamos adoptar la sociedad en su conjunto y transmitir a 
					los pequeños: hacer ejercicio y disfrutar de una 
					alimentación variada. La única diferencia es que estos niños 
					deben administrarse insulina, pero por lo demás, no hay 
					ninguna diferencia con cualquier otro niño. 
					 
					-¿Qué ocurre una vez llegada la adolescencia, esa etapa de 
					rebeldía por la que todos pasamos? 
					 
					-Sí, la etapa de la adolescencia es la más difícil. Se 
					necesita entonces una confianza muy grande en la familia y 
					recurrir, si es necesario, al apoyo de psicólogos. Hay que 
					hacerle entender al joven que hay transgresiones que pueden 
					poner en peligro su salud. Es lógico que los adolescentes 
					intenten poner a prueba el sistema. 
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