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                     Nos cercamos a fin de año. El fin 
					de año no es más que decirle adiós al que estamos viviendo y 
					recibir, con toda la alegría del mundo al que entra y que, 
					sin duda alguna, nos hace un año más viejo lo que, por 
					supuesto, no es ninguna gran alegría. Al no ser que 
					consideremos esa gran alegría, el que se nos haya permitido 
					ver un año nuevo. 
					 
					El nuevo año que está a punto de llegar, va a traer algunas 
					modificaciones en el equipo de gobierno donde, como el año, 
					unos se irán de los puestos que ocupan y otros les 
					sustituirán en esos menesteres. Qué quién me ha dicho que 
					pasará semejante cosa, pues me lo ha dicho Pérez, ese que 
					estuvo en Mallorca. 
					 
					Decía la sabia de mi abuela: “en casa de comunidad no 
					demuestre tu habilidad”. Y algunos, no todos por supuesto, 
					han demostrado unas habilidades que no se esperaban, y como 
					no podía ser de otra forma serán castigados con todas las 
					penas del infierno.  
					 
					Bueno, esos que van a ser sustituidos tranquilos por dos 
					razones. Primera por que el infierno, ha dicho quien más 
					sabe del asunto que no existe y segunda, la más importante 
					de todas, la que hará que continúen en sus opuestos, es que 
					cuando el menda lerenda dice algo, no sé qué es lo qué 
					ocurre que no se lleva a cabo, sólo por llevarme la 
					contraria. 
					 
					Igual en esta ocasión, cuando llegue primero de año, dejan 
					de llevarme la contraria, aunque sea por una sola vez y sin 
					que sirva de precedente, y se cumple todo cuanto estamos 
					avisando que va a suceder. Oiga, menos da una piedra. 
					 
					Podía dar ciertos nombres, pero sabiendo lo qué les puede 
					pasar, en cuanto diga que son unos tíos válidos, por eso que 
					les digo de levarme la contraria, son cambiados 
					inmediatamente de los lugares que ocupan, enviándoos a otros 
					de menos categoría como castigo a su tremenda osadía. 
					 
					Sin dar nombres, por las razones expuestas, algunos de ellos 
					por destacar en la labor encomendada están el punto de mira. 
					Imagínense lo qué les puede pasar en cuanto me dé por decir 
					que son unos tíos extraordinarios y que están haciendo una 
					labor encomiable. Esos duran menos que una pompa de jabón. 
					 
					Por supuesto que no es una fantasía lo que cuento, para 
					muestra un botón. Me dio por escribir sobre Emilio Carreira, 
					destacando que era le mejor portavoz que tenían los 
					populares, hoy sigo opinando lo mismo. ¿Y qué sucedió?. A 
					las pruebas me remito, Emilio no sólo desapareció como 
					portavoz de los populares sino también como político en 
					activo. 
					 
					Ya lo decía la sabia de mi abuela, lo he contado al 
					principio de iniciar este escrito “en casa de comunidad no 
					demuestres tu habilidad”.  
					 
					Y, Emilio, no tuvo mejor cosa que hacer que demostrar todos 
					sus conocimientos, que no eran pocos. Si a todas sus 
					extraordinarias cualidades como político de talla, le 
					añadimos la opinión que, en varias ocasiones, dimos sobre 
					las mismas, para qué contarles cual fue el final de la 
					película. 
					 
					Por eso no voy a dar nombres de quienes, a mi parecer, lo 
					están haciendo bien, Así les evito problemas. 
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