La céntrica y antigua sede de la
Cancillería de España en Rabat, reconvertida en moderna sede
del Instituto Cervantes y aun pendiente de inauguración en
cuanto se acabe su puesta a punto, fue testigo el pasado
jueves al caer el día de una agradable recepción a los
corresponsales españoles en Marruecos, auspiciada por la
Consejería de Prensa de la Embajada de España en la capital
del Reino a instancias del consejero de Información, Pablo
López Blanco, quien consiguió congregar a la activa pero
minoritaria tribu de la pluma y las ondas acreditada en el
país; como novedad la presencia de una nueva corresponsal
-malagueña de pro- destacada por el Grupo Correo, destacando
así mismo una buena parte del cuerpo diplomático y afín de
ejercicio en Rabat. Aproximándose unas fechas festivas,
sensibles para unos y otros (Aïd El Kébir, 8 de diciembre,
Navidad para los españoles y Año Nuevo para todos), la
iniciativa -en la que comprometió su asistencia el propio
embajador, Luís Planas- fue todo un acierto.
En verdad una excelente oportunidad para este escribiente de
provincias, llegado de Tetuán, poder cambiar impresiones con
los presentes (a ciertos colegas no los veía desde la última
“movida” en El Tarajal) y participar de más de un cotilleo,
tan jugosos como los pinchitos (no les voy a poner nombre) y
el dorado cordero servido al final. Todos hablamos con
exquisita prudencia, recordándonos la norma no escrita (yo
la cumplo a rajatabla) de publicar el 50% de la información
que nos llega; particularmente siempre guardo algunas vainas
en el cargador por si más adelante hay que seguir
“disparando”, tiro a tiro o a ráfagas. Hombre, les podría
contar dos devaneos: uno el insistente rumor que corre sobre
la delegación del Instituto Cervantes (el buque insignia de
la cultura española en el extranjero) en Tetuán, llevada
interinamente desde Tánger y de la que pudiera hacerse cargo
Luís Moratinos, pues sí, piensen y acertarán, hermano del
ilustre ministro del mismo nombre, a cargo de la cartera de
Exteriores en los dos gobiernos de Rodríguez Zapatero. El
otro fue la cortés prudencia con la que los medios
marroquíes (ya se lo había apuntado yo, si se acuerdan)
trataron el último libro sobre la Reina Sofía. A este
respecto y matizando que es mera observación personal,
aproveché en varios corrillos para dar mi versión: nuestra
Reina, faltaría más, es muy libre de opinar lo que desee
pero siempre hay que ver con quien te estás jugando los
cuartos… o la imagen; a mi entender, la Pilar Urbano de
marras además de una ególatra es zafia, oportunista,
intoxicadora y desleal; a ver, hay confidencias que no se
deben narrar y menos perdiendo las formas. Lo que no me
explico es si la tal Urbano esa autora de dos libros también
dudosos, sobre el antiguo CESID y el juez Garzón, ya la
había armado al descontextualizar en otra publicación
anterior sobre Doña Sofía, diría que hasta mintiendo, la
versión de la Reina de España sobre ciertos acontecimientos
en Grecia que la pusieron a los pies de los caballos, cómo
es que logra volver a las andadas y por los mismos pagos
para, al final, brindar provocativa por la República (y no
sería la de Platón) en el programa televisivo “La Noria”. Ay
Cabrera, ¿es que no te enteras?.
¿Las relaciones bilaterales? Centradas, o sea de lo más
normales y vamos todos que chutamos, mientras que los
intereses económicos y comerciales van, en lo que cabe y con
la recesión, viento en popa.
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