La viceconsejera de Calidad Ambiental, Celinia De Miguel,
estuvo ayer a las 11.30 horas en el colegio Reina Sofía para
presentar a dos clases de niños el cuento para colorear La
papelera feliz: sin orejas y sin nariz. El libro editado por
la Consejería de Medio Ambiente está siendo llevado a los
diferentes centros formativos de la ciudad para fomentar el
uso de las papeleras entre los más pequeños.
Una historia donde hay amor y hay drama. Y con papeleras de
protagonistas, ¿qué mas se puede pedir?.
La viceconsejera de Calidad Ambiental, Celinia De Miguel,
visitó ayer dos clases del Colegio Reina Sofía de niños de
cuatro y cinco años para regalarles el cuento para colorear
La papelera feliz: sin orejas y sin nariz. Básicamente la
narración explica cómo las papeleras se ponen tristes porque
piensan que “no sirven para nada” cuando alguien tira los
papeles al suelo. Llega un momento en el que, a modo de
protesta, se van a las afueras de la ciudad y la basura se
va acumulando por las calles. Estaría mal adelantar el
final, pero todo se resuelve felizmente.
De Miguel explicó la historia con bastante tacto antes de
repartir los ejemplares. Los niños estaban entre curiosos y
cohíbidos con tantos medios en el aula pero se portaron
“sorprendentemente bien”, dijo De Miguel.
La campaña de concienciación para dirigir a los niños hacia
las buenas prácticas medioambientales está llevando la
presentación del relato por las diferentes escuelas
formativas de la ciudad. El cuento trae en su reverso un
mensaje dirigido a los mayores: “En las calles, plazas y
jardines de la ciudad realizamos una parte importante de
nuestra vida cotidiana (...). No realizamos un gesto tan
fácil y sin embargo tan importante como es usar las
papeleras”.
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