Las charlas del Plan Director para la Mejora de la
Convivencia Escolar volvieron un curso más al colegio San
Daniel. La temática fue la misma, pero el público es
diferente. El sargento de la Unidad Orgánica de la Policía
Judicial de la Guardia Civil, José Romero Moreno, se encargó
de la charla sobre el ‘bullying’ o acoso escolar.
Desde un principio el representante de la benemérita tuvo
como objetivo meter en la cabeza de los pequeños que las
imágenes de situaciones de acoso que estaban viendo eran
reales. “No es una ficción”, advirtió. La conferencia se
estructuró ante un mismo hilo conductor: la denuncia.
Primeramente el responsable de la charla definió exactamente
qué es el bullying. Según explicó, se produce acoso escolar
cuando hay insultos, golpes, difamaciones, vejaciones y
robos, de forma continuada entre escolares y dentro del
centro. Normalmente estas agresiones tanto físicas como
psicológicas suelen tener como blanco a una persona débil.
Otro elemento clave es que el acoso se produce ante un
público, esto es, delante de más gente.
Romero dejó claro que cuestiones tales como los motes o las
risas cuando un alumno lo hace mal en clase o se equivoca en
la pizarra no son casos de bullying. “Entendemos que estos
son momentos en que todos se ríen de todos y sin mala fé”,
remarcó.
Tres son los protagonistas en un caso de acoso escolar: el
agresor, la víctima y el espectador. El papel de estos dos
últimos es decisivo a la hora de denunciar, aunque más si
cabe del público puesto que no está implicado directamente.
Otros actores del proceso son los complices. Espectadores
consentidores de la agresión que están al lado del matón.
Para estos el guardia civil dirigió un mensaje y es que
ahora la grabación y difusión de imágenes de acoso supone
que son también autores de la agresión.
Muy por encima el responsable de la charla comentó las
distintas penas para los agresores en los casos de bullying.
Hasta tres años de cárcel (o en su caso un centro de
menores) pueden llegar a pasar los condenados por un delito
de lesiones. Mientras, para casos de tratos degradantes la
pena sería de hasta dos años, según informó el sargento
Romero.
Hay que comunicarlo
“Si no puedes hacer nada vete del sitio y comenta esta
situación ante un adulto responsable”, es una de las
recomendaciones que propone el material didáctico de las
charlas del Plan para la mejora de la Convivencia y la
Seguridad Escolar. La denuncia puede ser anónima. Existen
buzones o líneas telefónicas para comunicar este tipo de
casos con total anonimato para el denunciante.
En este sentido el sargento de la Unidad Orgánica de la
Policía Judicial de la Guardia Civil quiso borrar de raíz
entre los escolares el mito del chivato. “Ser valiente no es
ser un chivato. Armándose de valentía una persona puede
contribuir a que una situación injusta que daña a alguien
deje de ocurrir”, apostilló.
Aunque son menos los casos, también se da que la víctima,
cansada de recibir vejaciones repele las agresiones con más
agresiones. Ante esto el responsable de la charla no dudó en
contestar que la venganza no es la solución.
Para ilustrar mejor la actuación policial y judicial ante el
acoso escolar Romero describió un caso particular acaecido
en un instituto de Ceuta hace un tiempo. Una joven
estudiante denunció a sus padres. El caso se judicializó y
hubo autorización para la colocación de cámaras en
determinados puntos del centro, como por ejemplo los
servicios. Las filmaciones demostraron que se trató de un
caso de violencia escolar. Así, tres niños acabaron
internados en un centro de menores por un tiempo.
El caso ‘Jokin’
Una escolar preguntó a los guardia civiles por qué los
acosadores de Jokin, el pequeño vasco que se suicidó tras
ser víctima del bullying. Los responsables de la charla
explicaron que no se pudo demostrar que el suicidio se
debiera al acoso. No pudo abrirse una investigación por que
todo se conoció cuando el menor se quitó la vida.
Como epílogo a su intervención el sargento de la Unidad
Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil dejó
para los niños una frase: “El mundo no está amenazado por
malas personas sino por aquellos que permiten la maldad”.
|