La Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la
Brigada de Policía Judicial de la Jefatura Superior de
Policía Nacional realiza la investigación del suceso
acaecido en la noche del pasado miércoles en el Príncipe
Alfonso. Un encapuchado intentó acabar con la vida del
famoso ‘Goku’ de 22 años de edad en las cercanías del
Colegio de Enseñanza de Infantil y Primaria Reina Sofía.
Utilizó un arma corta soltando una andanada de seis disparos
uno de los cuales le destrozó la femoral.
Persisten las investigaciones y los paseos de los vehículos
donde viajan agentes de la Udyco a la zona de influencia
donde se produjeron los disparos en la noche del miércoles.
La Policía Nacional mantiene el cerco al presunto autor de
los hechos, pero de momento las pesquisas van pausadas y con
buena letra.
El hecho de que el herido, que ya se recupera en planta de
la operación de urgencia practicada al filo de la media
noche del miércoles al jueves en el hospital del Ingesa
donde se le restauró el “paquete vascular subyacente”, no
caiga excesivamente simpático en el barrio provoca el hecho
del silencio más absoluto hasta el momento.
Atrás quedaron los pocos que en un arrebato de rabia
salieron la misma noche de los hechos a ‘vengarse’ del
pistolero que ‘osó’ disparar al ‘Goku’. La presencia
policial en buen número les hizo desestimar tal acción.
Mientras tanto el joven díscolo se recupera en una
habitación del hospital del Ingesa, con cierta y discreta
presencia policial [por si acaso].
La policía no es tonta
Los agentes de la Udyco terminarán por detener al pistolero.
Es algo que sucederá antes o después. Siempre pasa y ellos
[los malos] lo saben. Cuentan con el silencio temeroso de
los vecinos, pero alguien habrá que le delatará.
A patir de ahora se inicia una carrera de caza en la que de
momento lleva la ventaja las fuerzas del orden. Pero el
joven herido no sólo físicamente [casi le cuesta la vida]
sino en su orgullo de amo del cotarro principesco hará que
tome cartas en el asunto antes o después. Los jóvenes no
parecen aprender de cómo acaban las cosas para quienes
quieren vivir al margen de la ley y al otro lado del orden
cívico.
Precisamente, un informe reciente, al que ha tenido acceso
EL PUEBLO indicaría cierto movimiento de grupos minoritarios
en el barrio para hacerse los ‘dueños’ del ‘cotarro’ ahora
que han ‘desaparecido’ los cabecillas históricos de
peligrosos entramados o que han disminuido su intensidad
‘laboral’ en la zona.
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