Simón Chamorro, biólogo y director del Instituto de Estudios
Ceutíes (IEC) desarrolló ayer la segunda de las ponencias
del curso ‘Historia de Ceuta’ que organiza la Facultad de
Humanidades. Este trató de explicar a los estudiantes cómo
los condicionantes del medio natural del entorno ceutí han
ido cambiando el devenir histórico de la ciudad.
Uno de los ejemplos más claros está en la elección de Ceuta
como lugar para la explotación del salazón en tiempos de
Julio César. “El Imperio Romano necesitaba proteínas baratas
para mantener a sus legiones. El mar es una fuente ideal
para la obtención de estos recursos y por ello establece
distintos puntos de explotación en el Estrecho. Pero la
clave está en que esta localización posee unas corrientes
marinas que posibilitan esta actividad”, reseñó.
Otro de ellos se remonta a la época en la que la ciudad
estaba bajo dominios de los portugueses. La elección de
Ceuta como primer punto de partida de la expansión tiene su
explicación y en parte es geológica-medioambiental. Ceuta,
por su estructura geográfica es un lugar fácil de defender
ante el enemigo. La zona estrecha que une el istmo con el
campo exterior es la clave. “En este punto reside la defensa
de la ciudad” precisó Chamorro. Un istmo que, según este,
está ahí por la estructura geológica que hay debajo y que
está propiciada por la erosión marina.
Chamorro explicó también que el patrón de poblamiento de
Ceuta está determinado por un tipo de erosión que fabrica el
mar, las terrazas marinas.
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