Por qué es bueno leer? Para el
profesor Ricardo Moreno Castillo, Catedrático de Instituto,
autor del “Planfeto Antipedagógico”, en el que denuncia la
grave situación de la enseñanza derivada de la LOGSE,
porque, a que quien lleva un libro en el bolsillo, nunca se
le hará largo el camino, ni un tiempo de espera, ni unas
horas sin compañía. El día del buen lector no tiene tiempos
muertos, porque el libro le defiende de la soledad y la
rutina… porque somos lo que leemos. Porque no somos más que
nuestros recuerdos, y entre ellos están los de las cosas que
hemos imaginado hacer.
El citado profesor nos cuenta sus intentos para convertir a
sus hijos en lectores. Lo primero y fundamental es leer con
los hijos. La hora de los cuentos debe ser un hábito igual
que el de las comidas. Para mantener la atención, funciona
el truco de Scherazada, consistente en leer una historia
larga en varias jornadas, interrumpiendo siempre hasta otro
día, en el momento más emocionante. Libros como la “Odisea”
o de “Los caballeros de la Tabla Redonda”, versiones
adaptadas a los niños, pueden servir para este caso. También
enganchan a los niños hacer dibujos de una historia que han
leído. Por ejemplo, de un cuento, dibujar escenas de la
narración y grapar las cuartillas, por lo que lo narrado
quedaba así en comic…
Aceptando como buenos los intentos del Sr. Moreno Castillo
para que sus hijos se sintieran interesados por la lectura,
en los momentos actuales. ¿Cuántas familias se podrían
dedicar a ellos? Además, datos recientes, demuestran que los
niños tienen otros entretenimientos y pasatiempos que
influyen de formas más decisivas que sus vidas que leer un
libro. Entre ellos, el tiempo que los escolares pasan frente
al televisor, que se resta de otras actividades tan
importantes como la lectura, el trabajo escolar, la
interacción con la familia o el desarrollo social… El
ordenador –mal utilizado- los videojuegos… también son
elementos que participan de la absorción del tiempo libre
del niño.
Con este triste panorama, la formación de nuevos lectores,
sigue siendo una responsabilidad fundamental de la escuela,
porque muchos niños no están en contacto con libros desde
pequeños y, fuera del colegio, casi no tienen posibilidad de
explorarlos, ni de que se los lean, ni de elegir qué leer.
Por otra parte, ese fomento de la lectura no ha de ser una
tarea exclusiva de los docentes que se responsabilizan del
Área de Lenguaje –cuando se refiere a la ESO-, ya que en
todas las áreas hay textos muy interesantes. De ahí surge la
necesidad de llevar acciones a cabo que logre el interés de
los alumnos por la lectura.
No olvidemos los resultados del último Informe Pisa, donde,
tanto en Matemáticas como en Lenguaje, nos dejaron a todas
luces en situación deficitaria con respecto a otros países.
Y la culpa se la achacaban a la lectura. Nuestros alumnos no
entendían lo que leían. Una gran labor por parte de la
escuela para recuperar posiciones, que nos pongan en el
lugar que nos merecemos.
En reciente informe a nivel nacional –da la sensación que
con sólo los continuos informes, la solución se va a
resolver- la lectura no es una de las actividades
prioritarias de nuestros alumnos de Enseñanza Primaria. En
el informe, uno de cada cuatro alumnos de Sexto de Primaria
(niños y niñas de 11 años), reconoce que no le gusta leer, y
el cincuenta por ciento dedica menos de una hora a la semana
a leer en clase. Con estos datos, nos encontramos ante un
grave problema, que nos lleva a introducir estrategias para
mejorar este aspecto tan importante en la formación de
nuestros alumnos.
Como una referencia, conviene tener en cuenta el reciente
informe realizado por un medio de información escrito,
referido a personas adultas: sólo un 20% afirman que leen
todos los días. En nuestro país, triunfan los libros con la
única voluntad de pasar el rato. Se destaca una novela que
acapara la atención de muchos lectores: “El niño con el
pijama de rayas”, en primer lugar, a mucha distancia de
otras publicaciones, se lee un clásico inamovible: “D.
Quijote de la Mancha”. También textos muy socorridos, como
“Los girasoles ciegos”, recientemente llevado al cine.
Conviene tener en cuenta en esto de los informes: una cosa
son las ventas y otra la lectura. Muchos libros se compran y
no se leen; otros los compra uno y los leen otros, por lo
que a la hora de realizar el estudio, es necesario
considerar estos factores.
Volviendo al alumno, el maestro en su grupo, detecta
enseguida a los alumnos que leen, no sólo por la actividad
realizada en el aula, sino por su afición, que aprovecha su
tiempo libre para leer. Su vocabulario enriquecido, su
libertad y desenvoltura para la exposición de temas en sus
conversaciones con sus compañeros y maestros. Por lo tanto,
hay que insistir en este aspecto, ya que cuando vaya
progresando académicamente lo agradecerán. Y sobre todo,
cuando se integran en la sociedad. ¿Cuántos lamentarán no
haber desarrollado el hábito de la lectura?
Y no puedo dejar de referir un hecho que me ocurrió este
verano, en un viaje que realicé a Cataluña. El hijo de un
familiar próximo me explicaba que a él le gustaba mucho
leer. Que todas las semanas se leía un libro. Los viernes,
después de su jornada escolar, con pleno apoyo y
autorización de sus padres, visitaba una librería que se
encontraba en el trayecto desde su colegio a su casa. Allí,
en la librería, retiraba su libro libremente elegido por él.
El valor del libro pasaba a la cuenta de sus padres. Un
hecho ejemplar, de un alumno que estudia en E. Primaria
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