La proliferación de casas regionales de Ceuta en España y la
cada vez mayor actividad de cada una de ellas ha obligado a
la Ciudad a crear un estatuto que sirva de guía para todas
estas instituciones que consiguen de la Administración local
el alimento para nutrir a todos sus socios durante todo el
año. El enlace entre la Ciudad y las casas está en Silverio
de la Yeza, por parte de las organizaciones y en Manuel
Carlos Blasco, por la parte política. La federación está en
proceso de génesis.
La Consejería de Presidencia se ha convertido en el aparato
logístico de la elaboración del estatuto que controle, guíe
y subvencione a las casas regionales de Ceuta en España.
Festejos, por otro lado, es la tesorería, quien pone el
dinero; mientras que el viceconsejero de Consumo, Manuel
Carlos Blasco, se posiciona como intermediario entre las
instituciones y la propia Ciudad. Silverio de la Yeza,
presidente de la Casa de Cádiz, y persona incansable, es el
portavoz de las seis casas constituidas oficialmente:
Barcelona, Madrid, Sevilla, Cádiz, Algeciras y Melilla. En
proceso de construcción se encuentran actualmente Granada y
Estepona, esta última más avanzada que la primera.
Las subvenciones anuales superan los 100.000 euros,
repartidos entre las seis casas. La mayoría de ellas reciben
24.000 euros anuales, mientras que otras de menos actividad,
por el momento, perciben 12.000. “Queremos que este dinero
que les damos se administre bien, pero lo que no queremos es
que se creen casas regionales que nos pidan dinero para
actividades que no conciernen a la labor diaria de un
organismo de este tipo”, comentaron fuentes de la Ciudad.
La creación de las casas de Ceuta en Granada y Estepona
incrementarían la dotación presupuestaria hacia esta
partida. Para controlar este gasto y para homogeneizar las
actividades de todas las casas se pretende organizar este
gasto y conseguir que las instituciones se repartan las
fechas de celebración de actos durante el año de manera que
siempre haya alguna película en cartel que sirva para
publicitar el buen funcionamiento y la salud de las casas,
gracias, en parte, al oxígeno de la Ciudad.
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