A poco que uno mire y vea los
entresijos de la vida concluirá que el decanato del tiempo
es la lozanía de un mundo que no proviene del caos, sino que
es como un libro en el que se ordenan nuestras propias
estaciones de vida. Los jóvenes que conforman ese volumen
viviente, son la genialidad viva con la que siempre se ha de
contar. Están en la edad propicia para los sacrificios
desinteresados. Ellos son la mocedad del futuro. Creen en la
belleza de sus sueños y luchan por esa ilusión que ahora se
enaltece con motivo de la Semana Europea de la Juventud. Al
parecer se van a organizar un número sin precedentes de
debates políticos y actividades culturales o de otro tipo en
todos los lugares europeístas, con múltiples manifestaciones
en Bruselas en las que participarán unos doscientos jóvenes
seleccionados. Me parece interesante que sea la juventud la
verdadera protagonista que ilumine el Año Europeo del
Diálogo Intercultural 2008, porque aparte de darle llama a
la onomástica, también debe darnos calor. Desde luego, la
juventud tiene esa mecha de generosidad innata, un estado
del espíritu, tan preciso como necesario para los nuevos
tiempos de la globalización.
No sólo hay que darles la palabra a los jóvenes, también
debemos poner el oído en lo que dicen, escucharles. Sólo así
se pueden ofrecer alternativas, ayudarles a trazar el
camino, que es un camino a compartir. A veces lo que se les
extiende son trampas o falsas promesas. En nuestro país
sucedió con el anuncio: renta de emancipación; una
remuneración irrisoria para iniciar un proyecto de futuro.
De igual modo sucede con la política laboral. La especial
atención a los jóvenes es más propaganda política que
realidad. Salarios insuficientes, trabajos inestables y
discontinuos, a pesar de las altas cualificaciones
adquiridas a lo largo de su proceso formativo, están a la
orden del día. Es lo más corriente. Hasta el punto que, un
gran alto índice de exclusión social, proviene de la
juventud. Asimismo, en ocasiones, a pesar de tantas
ventanillas sociales, faltan verdaderas acciones preventivas
a las adicciones, especialmente para proteger su salud. En
vista de tantos sueños truncados, sería bueno que el partido
en el gobierno cumpliese lo prometido en su programa
electoral 2008 (“motivos para creer”), sobre todo en lo
referente a la elaboración del libro blanco para la Juventud
en España 2020 que, partiendo del análisis de la evolución
de las políticas de juventud en España y de las condiciones
socioculturales de los jóvenes, redefina y oriente las
estrategias de trabajo para toda una nueva generación de
jóvenes.
Se dice que el entusiasmo es el pan diario de la juventud,
pobre mundo si así no lo fuese. Ya lo advirtió Marañón: la
capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual. En
consecuencia, la Semana de la Juventud europeísta no debe
pasar desapercibida, es el momento para ir más allá del mero
cúmulo de eventos y actividades. Está bien que la juventud
se ponga en acción, por otra parte es lo propio de la edad,
pero mejor es todavía si le ofertamos soluciones concretas a
ese vacío que sufren en sus propias carnes cientos de
jóvenes que no acaban de encontrar su orientación ni tampoco
su realización como personas. Quizás, por ello, hoy muchos
jóvenes quieren detener el tiempo, por miedo a un futuro a
la deriva, y se pegan esas duchas de alcohol los fines de
semana. Nadie les oferta nada mejor donde pasar el tiempo.
Viven a tope y al límite. Y así, el aceite en la lámpara, se
consume y apaga, justo cuando la vida debería comenzar
luminosa. Elegir las verdaderas acciones y opciones, nos
permite cuando menos tomar conciencia de lo que somos y de
lo que queremos ser. Cuánta juventud arruina su futuro
porque ha olvidado el lenguaje de la pasión, de las cosas
hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se
desea o en lo que se cree.
La reflexión propiciada por el presidente mexicano, Felipe
Calderón, con motivo de la reciente Cumbre Iberoamericana,
en la que lamentó que los jóvenes “no creen en nada, - por
cierto en antítesis al bautizado programa electoral de Zp
“motivos para creer”- : no creen en los políticos (estoy
seguro de que todos lo sabemos); no creen ahora en la
economía, porque la economía ha fracasado; no creen en el
capitalismo, que está mostrando sus terribles deficiencias;
y no creen tampoco en el socialismo que murió antes de que
ellos nacieran. Y en lo menos que creen es en las
ideologías”, lo dicho puede ayudarnos a comprender ese vacío
que ahoga a muchos de nuestros jóvenes en todo el mundo. Por
consiguiente, considero que está bien, pero que muy bien,
que las diversas administraciones públicas fomenten entre
sus planes la opción joven como opción de vida, pero de
manera sana, sin adoctrinamientos de por medio.
Ya el viejo orador Cicerón, en su tiempo, expresó que: los
deseos del joven muestran las futuras virtudes del hombre.
Lo que exige que, en determinadas materias como puede ser la
sexualidad, realmente se promuevan políticas educativas
sobre sexualidad responsable, que no se llevan a cabo o
tienen muy poco éxito los impulsos institucionales, a juzgar
por las crecientes realidades abortivas entre adolescentes.
La noticia de que antes de partir hacia Holanda, el barco de
la ONG “Woman on waves” practicase un aborto farmacológico a
una menor de 18 años sin el consentimiento de sus padres,
una condición que exige la legislación española, me parece
una auténtica salvajada. Si esta es la opción joven, apaga y
vámonos, más pronto que tarde se tomará el aborto como
divertimento. Tampoco en materia de ocio y tiempo libre se
abordan los horarios para que se cumplan. La falta de
higiene en instalaciones y limpieza en las bebidas que se
sirven suele ser manifiesta. A veces causa espanto esta
relajación por parte de instituciones, donde nadie cumple
normas que son derechos y deberes. En suma, pues, que la
opción joven puede tener un buen articulado, pero si ya
falla en el titulo preliminar donde se explicitan las
semánticas con fundamentos equívocos, nadie va a creer en
nadie como dijo Calderón por muchos motivos para creer que
se inyecten. En consecuencia, sí a la Semana Europea de la
Juventud, viene a pedir de boca, primero porque el mundo
necesita de los jóvenes y, segundo, porque hay que
desenmascarar ese mundo contradictorio. Menos espejismos y
más autenticidades, menos parodias de la felicidad y más
lenguajes de amor verdadero. Y dejad, en todo caso, que los
jóvenes inventen su propia juventud.
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