Si un cochino pudiera entender a Pedro Solbes, probablemente
se preocuparía del aumento de producción de mortadela. La
crisis impacta a todos los establecimientos y comercios,
pero ese impacto se traduce de maneras diferentes
dependiendo del sector al que se dediquen.
Según el informe publicado por el Instituto Nacional de
Estadística (INE) las ventas del comercio al por menor en
Ceuta han descendido un 0,4 por ciento en septiembre con
respecto al mismo mes del año pasado. Bastante mejor, al
menos, que la media nacional que se situó en el 5,6.
Una de las ventajas con la que cuenta la ciudad es la
cantidad de dinero público que la sustenta y el alto
porcentaje de funcionariado existente: “Aquí no debería
notarse tanto”- dijo Juan Luis Vives, dueño de la cafetería
El Puente- “quizás en Ceuta lo que más nos afecta es el
aumento en la hipoteca pero sí que hay hábitos que cambian y
que están claros”. Es difícil que el ceutí, con su
influencia andaluza, abandone el hábito de comer en la
calle. Pero sí que cuida más el bolsillo, hasta el
funcionario está abocado a ver el continuo bombardeo de
noticias negativas sobre la situación económica: “En los
desayunos se tira más de la tostada o el pitufo que de un
sándwich. Se toma mucho café pero pocos zumos o batidos. Sin
embargo el nivel de clientela sigue siendo relativamente
bueno”. Una adecuación al gasto del euro de la mañana. El
Puente tiene menos problemas gracias a que está enfocado a
un consumidor de clase media-alta, y el poder adquisitivo se
nota: “Por ejemplo los cruceros son muy significativos,
cuando viene uno de jubilados puedo vender tres o cuatro
cafés, sin embargo cuando viene uno en el que viajan
personas de 40 o 50 años en la caja de ese día se nota
muchísimo”. Los hábitos de los clientes cambian y obligan
también a variar los de los establecimientos: “Si antes
pedíamos una caja para los recipientes de mantequilla, ahora
pedimos tres” explicó el regente del Dolce Café.
En el tapeo se nota en la clientela de día, las salidas
nocturnas se mantienen constantes: “Nosotros lo que más lo
notamos es de martes a jueves. El cliente que viene a media
tarde a tomarse unas cervezas se está perdiendo desde que
empezó la crisis. Sin embargo el que viene por la noche se
mantiene constante, sí que también se ve que el que antes se
gastaba 300 euros ahora se gasta 100 y apura mucho más la
cerveza mientras charla con los amigos”.
En la noche la situación viene de largo. El dueño del
Refugio del Buda explicó que la bajada en la sección más
tunante del sector se notó con el cambio de la peseta al
euro: “La crisis es evidente en todos los aspectos pero esto
viene de hace tiempo y no es más que un agravamiento del
descenso que tuvimos los bares, pubs y discotecas con el
cambio de moneda”. El consumidor ahora calienta mucho más la
copa y como en otros sectores de la restauración varía sus
hábitos: “Si antes se tomaban seis o siete copas, ahora tres
o cuatro”.
En los y bazares comercios sí notan el descenso de la
clientela, incluso de la que vagabundea para echar un
vistazo a los escaparates y entra a curiosear los
orientalismos que se exponen en las tiendas de decoración:
“Todo ha bajado, aquí vienen muchos menos clientes que
también compran mucho menos. Antes el que venía solía
llevarse tres o cuatro cosas, lo que querían y alguna compra
de algo que viese en la tienda. Ahora sólo compran una o
dos” explicó la regente del Bazar Hispano-Árabe. Pero no
sólo la crisis se lleva todas las culpas, otro clásico, el
precio del barco, preocupa a los comerciantes: “Los bazares
de arte dependemos mucho de la gente que viene de afuera.
Pero con el precio del barco es muy difícil que los de la
Península se animen a venir”. El exotismo es menos entre los
ceutíes.
En el Sat Guru, un comercio donde se venden productos
electrónicos, el pesimismo era evidente: “Hay muy pocos
clientes y muy poco volumen de ventas. No sé cuanto va a
durar la crisis, se supone que si empieza ahora puede que la
cosa dure cuatro o cinco años y yo creo que 2009 va a ser
batante peor. Nuestra situación es mala, todavía no es
extrema pero no estamos nada bien”.
Pero no en todas las tiendas hubo tristeza. Un gran
superficie asentada hace sólo cuatro años en la ciudad como
Zara, el balance comercial fue mejor que el año pasado y el
volumen de ventas aumentó: “Nosotros no lo notamos y estamos
además encantados con ello. No sé si será significativo que
los complementos este año, que suelen ser compras menores,
hayan subido bastante”.
Al menos aún la crisis no se nota en el empleo. Pese a que
la media anual dada por el INE situa el descenso de las
ventas en un 2,4 por ciento en 2008, el empleo se mantiene
constante e incluso crece. En septiembre lo hizo en un 0,4 y
la media anual está en un 0,9. Una constante que también se
advierte en el resto de autonomías españolas.
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