Veo, en la completa información
que publica Gonzalo Testa, sobre los presupuestos de la
Ciudad Autónoma de Ceuta que, habrá menos dietas para altos
cargos y gastos “lúdicos”.
La medida me parece acertada y no por el momento de casi
entrada en la “zona de recesión”, sino porque con las dietas
se juega alegremente a algo que, en contadas ocasiones y en
contados lugares, aparece como “trigo limpio”.
Los números enloquecen a cualquiera y ver que había partidas
como la de gratificar la asistencia a tribunales, resulta
tan ambiguo que nos quedamos a oscuras a la hora de saber
quienes pueden o podían recibir esas dietas.
Pero hay más, observamos una reducción del 50%, esto es,
pasar de 100.000 a 50.000€ en la previsión de gasto para
dietas y traslados de altos cargos.
Aquí, la pregunta que se exige es ¿Es que los altos cargos
se pagan los desplazamientos y los hoteles ellos?. Siempre
habíamos creído y parece que, al menos, en muchos momentos
era así, que desde que salían de Ceuta, llevaban el billete
del barco, helicóptero y avión, cuando tenían que hacer
algún vuelo, ya pagado. Y siempre habíamos entendido que el
hotel, con estrellas, soles, luceros, satélites o cometas,
estaba ya reservado desde antes de salir y la factura de ese
hotel la pagaba el Ayuntamiento.
Es más, siempre habíamos entendido que en esos días o ese
día, fuera de casa y fuera del trabajo diario, el alto
cargo, o el cargo medio en cuestión, seguía cobrando como si
estuviera trabajando en su despacho, con lo que esas
cantidades en dietas y gastos lúdicos, más bien, parecen la
recompensa por cambiar de asfalto o por salir a conocer unas
calles distintas, no diré otras dependencias.
No va a faltar quien nos diga que Ceuta siempre tuvo un
Ayuntamiento rico y que esas cantidades deben ser así como
el “chocolate del loro”, y no me parece mal que alguien
piense así, especialmente si él las cobra o las ha cobrado
alguna vez, pero si se hacen múltiples equilibrios para
partidas necesarias que se completan a duras penas, me
resultan, cuando menos, anormales esos despilfarros, que
analizo únicamente sobre los números, sin entrar para nada
en esa expresión de “gastos lúdicos”, que se interpretarán
de múltiples formas, según quien lo haga, y según las
intenciones que lleve en esa interpretación.
Afortunadamente, el asunto tratado pasa a reducción, o a
anulación, pero echando un vistazo sobre el asunto de ¿A qué
se destina el dinero público? Nos encontramos con una serie
de partidas en las que el dinero vuela con demasiada alegría
en empresas, no sé si dependientes, independientes o del
tipo que sea y que se llevan una tajada más que sabrosa de
esos dineros.
A vuela pluma, podemos citar Procesa, Emvicesa, Amgevicesa,
RTVCE, ICD que, además de costar un riñón, suelen dar mucho
poder a ciertos gestores, políticos naturalmente, al valerse
de estas “empresas” para atender sus compromisos, cuando
tras unas elecciones llegan aquellos que fueron
colaboradores, en busca de lo tan característico en estos
casos como “¿Qué hay de lo mío?”.
Y es que hoy un puesto de trabajo aquí, en mi pueblo, en
Murcia o en Navalvillar de Pela tiene un gran valor y el que
lo consigue, si puede corresponder con algo parecido,
devuelve el favor por aquello de:” Hoy ha sido por ti,
porque también tú te esforzaste ayer para que fuera para
mí”. Los presupuestos saldrán adelante.
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