Ceuta.- Esta ubriqueña lleva en el cargo desde el año 1994.
Es la presidenta de la sectorial de Mujeres Vecinales de la
Confederación de Asociaciones Vecinales de Andaluza (CAVA).
Desde 1998 se puso manos a la obra para atajar la violencia
de género. Después de los progresos alcanzados en la
participación de la mujer en los actos vecinales, no puede
decir lo mismo del maltrato. “Es gratificante cuando
encuentras respuestas de las mujeres”, dice, “pero no debes
caer en la trampa de empatizar tanto con ella que caigas en
la pesadumbre, porque tú estás para subirle el ánimo”. Es
amiga de Rabea Mohamed. Su aportación en el congreso de hoy
irá dirigida a explicar cuál es el trabajo de calle de la
mediadora y la víctima.
Pregunta.- ¿Qué cuestiones se tratan a diario en Mujeres
Vecinales de Andalucía?
Respuesta.- Desde que nació, incentivar la participación de
las mujeres, en la medida en que no había prácticamente
presencia de mujeres en los barrios, y las que había,
estaban en un segundo plano. No estaban ni formando parte de
la junta directiva ni tomando decisiones, ni participando.
P.- Ya habréis conseguido esa participación...
R.- La diferencia es abismal. Antes, en cualquier actividad
que organizaba la CAVA (Confederación de Asociaciones
Vecinales de Andalucía), participaban cuatro o cinco
personas, mientras que ahora más del 50% de los
participantes son mujeres.
P.- ¿Y ahora por qué aspecto nuevo lucháis?
R.- Incentivar la participación es algo por lo que siempre
hay que luchar, sean hombres o mujeres. Ahora se trata mucho
el tema de la conciliación; la igualdad, otro de nuestros
pilares; dar cursos de formación profesional ocupacional;
medio ambiente; y la violencia de género.
P.- ¿Cuándo os dedicáis más en serio a la violencia de
género?
R.- Fue a raíz de la muerte de Ana Orantes, en 1997, después
de ser asesinada tras acudir a un programa de tetlevisión a
denunciar su caso. A partir de ahí pusimos más empeño y en
el 98 iniciamos la campaña ‘Si te pega no te quiere;
quiérete tú, denúnciale’. Esta campaña trajo consigo la
creación de la figura de mediadora social, y contamos ahora
mismo con más de 1.000 personas en toda Andalucía.
P.- ¿Delega usted en esas mediadoras?
R.- No es delegar. Ellas pertenecen a un programa; se
forman, reciben unos cursos con la información necesaria que
hace falta para prestar una ayuda a la mujer que sufra malos
tratos. Todas ellas van a estar en su barrio apoyando a
quien sufra malos tratos.
P.- ¿Hay alguna relación entre Ceuta y Andalucía?
R.- A nivel de trabajo sí, pero no a nivel presupuestario,
porque nosotros recibimos presupuestos del Instituto de la
Mujer de Andalucía.
P.- ¿Los datos estadísticos oficiales coinciden con la
realidad?
R.- Cuando empezamos en 1998, los datos de denuncia decían
que solo se denunciaban un 10% de los casos. Ahora ha
cambiado la cosa. Ya hay más recursos, por medio de la ley
Integral. En 2007 hubo 272.000 denuncias. Ya no es un nivel
tan bajo como el 10%, pero la cifra sigue sin acercarse a la
realidad de los malos tratos. De la misma manera, con las
mujeres asesinadas siempre hay un baile de cifras. Esto
sucede, por ejemplo, porque el Instituto Andaluz de la Mujer
no cuenta los casos que se están investigando. Tampoco se
cuentan los casos de muertes de mujeres que han fallecido
por causas derivadas de los malos tratos. Bien sea a causa
de varias palizas, o porque se hayan suicidado.
P.- ¿Es más la proporción de mujeres maltratadas en
Andalucía que en el resto de España?
R.- No, afortunadamente. Siendo la comunidad más grande, en
proporción, no encabeza ninguna lista. Andalucía siempre ha
ido por delante del resto gracias a las ayudas, las casas de
acogida... todos los recursos que se han puesto. Desde el 96
se empezaron a hacer las actividades de igualdad. Las
mujeres que suelen ir a las mediadoras lo hacen para
desahogarse y pedir información.
P.- ¿Qué tipo de información?
R.- Saber si cuando tengan que dar el paso, qué salidas
tienen. Nuestro trabajo es escucharla, apoyarla, darle la
información y acompañarla. Servimos de puente. Es difícil
para una mujer poner una denuncia y hacerlo sola y sin
información. Nuestra labor es eliminar la soledad que
siente.
P.- ¿Es mejor aumentar la pena del maltratador o reeducarlo?
R.- La reeducación es muy difícil, porque en Andalucía ya se
ha probado. Hubo un plan que consistía en esto, pero lo que
hacían era utilizar esta reeducación para salir antes. Lo
único que se puede hacer es educar desde pequeño en la
educación en igualdad.
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