El comandante general de Ceuta, Enrique Vidal de Loño, a
sabiendas de la reestructuración que se iba a acometer en
2008, pidió que las plazas para Ceuta de 2007 se guardaran.
Con esto pretendía beneficiar a los que ya estaban aquí y
que tendrían que salir forzosos durante el periodo de
reestructuración; por contra, perjudicaba a los foráneos,
que por su condición de antigüedad, podrían haber entrado en
Ceuta.
El 2008 está a punto de dar la vuelta a la esquina en la
Comandancia General y marcharse dejando tras de sí las
consecuencias de un temporal que ha durado casi todo el año.
La reestructuración del Ejército, aprobada en 2006, dio sus
primeros pasos, con pies de plomo, en la primavera de 2008.
Fue entonces cuando representantes familiares se echaron a
la calle para protestar por una disponibilidad que le iba a
desposeer de su nueva vivienda poco después de haberla
recibido.
Poco pudo hacer el comandante general, Enrique Vidal de Loño,
por sofocar esas quejas. Una vez pasado el tiempo, se
demuestra que el general ha mostrado sensibilidad con el
tema y que ha luchado, con las armas de las que disponía,
porque la reducción afectara al menor número de personas.
Para 2007 estaba previsto que el número de vacantes en la
ciudad fuera mayor del que fue. Según ha podido saber este
periódico, fue el propio Vidal de Loño quien pidió que no
salieran esas plazas, incluso, algunas las anuló después de
que hubieran salido en el Boletín Oficial de Defensa -o
Diario, como se le conoce en el ámbito castrense-. Con esto
consiguió guardarse esas vacantes para 2008, previendo lo
que luego aconteció. Esta medida supuso que militares que
pretendían volver a Ceuta por antigüedad no pudieran
hacerlo, ni que mandos que iban a ser destinados y que
habían estado en la ciudad durante mucho tiempo pudieran
quedarse gracias a estas plazas. Por contra, se benefició,
mediante la libre disposición a todos aquellos que estando
disponibles forzosos en 2008 iban a ser destinados fuera a
consecuencia de la reestructuración.
De esta manera, el comandante general ha conseguido que las
unidades no se anquiloses con personal antiguo que hubiera
llegado gracias a esas vacantes y que se modernice gracias a
las especialización que aportan las nuevas generaciones.
Además, se ha perjudicado a unos pocos para beneficiar a
muchos.
Hay que introducir una salvedad, y es que en 2009 la
diferencia entre los que se van y los que se quedan será
mucho mayor, ya que no habrá plazas del año anterior.
En cuanto a la nueva oleada de disponibles forzosos, serán
los de la ULOG-23 los más afectados. Durante el primer año
mantendrán la P-1 por si pudieran regresar, cosa difícil.
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