Antonio García Gaona
preguntó el miércoles pasado por mi número de teléfono en la
recepción de este periódico. Pero África Ávalos le
respondió que ella no está autorizada para dárselo a nadie.
Lo cual es algo pactado entre ambos. Debo aclarar que mi
nombre no figura en la guía telefónica. Y dado que el móvil
lo uso de higos a brevas, necesitando entonces la
consiguiente ayuda para ponerle en funcionamiento, no es
nada extraño que ni siquiera yo sepa su numeración.
Con García Gaona suelo yo hablar cuantas veces nos vemos por
la calle. La semana pasada, concretamente el viernes,
estuvimos charlando un rato acerca de la marcha de la
Asociación Deportiva Ceuta y de otros asuntos relacionados
con la política local. Y lo hicimos como siempre: con el
máximo respeto que nos tenemos y poniendo a contribución el
afecto que nuestras buenas relaciones ha ido generando entre
ambos.
Un afecto natural, y tan atiborrado de sencillez, que no
necesita de loas que hagan pensar que nuestra amistad es de
esas que se han forjado en el duro yunque de las pruebas
difíciles. Nada más lejos de la realidad. Porque entre
Antonio y servidor sólo existe una bocanada de simpatía
permanente que nos permite caernos bien y hacernos favores
de andar por casa cuando la ocasión lo requiere.
García Gaona es el único candidato que aspira a ser
presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta. Y creo que
es un magnífico candidato. Tiene juventud, conocimientos del
organismo, no en vano lleva ya varios años ocupando un cargo
destacado en él, y sobre todo porque siempre se ha
distinguido por sus dotes organizativas en cuanto concierne
al mundo del balón.
Ser presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta, y
Antonio lo será muy pronto, es un cargo destacado en una
ciudad donde la afición al fútbol prima por encima de
cualesquiera otras aficiones. Si bien es cierto que hubo una
época en la cual el fútbol sala parecía que lo habían
inventado en esta tierra.
A quien será el nuevo presidente no hace falta decirle que
tiene por delante una tarea enorme. Puesto que va a heredar
una federación viciada en muchos aspectos, debido a la
cantidad de años en que fue presidida por la misma persona.
Esa federación, y aunque los haya que se ponen frenéticos
cuando me leen, está pidiendo a gritos que los focos de la
fiscalización alumbren los libros de contabilidad y los
resultados de esa auditoría se hagan públicos antes de que
García Gaona sea elegido presidente.
Y debe ser así porque Antonio sabe perfectamente que en ese
organismo ha primado la cuenta de la vieja. Y a él le
conviene, por encima de todo, airear a los cuatro vientos
que se han hecho con ciertos dineros que no están
justificados. De no hacerlo, es decir, si el nuevo
presidente principia su mandato tratando de ocultar los
errores pasados, seguro que nunca va a poder ejercer su
cargo con la tranquilidad que éste requiere.
Lo cual sería, además de improcedente, una rémora para
quien, por su juventud y ganas de trabajar, ha despertado
muchas ilusiones. Ilusiones que pasan porque Antonio no crea
que ser presidente de una federación deportiva le otorga el
derecho a escupir por un colmillo. Y, desde luego, habrá de
luchar denodadamente no sólo por el bien del fútbol local,
sino porque ya es hora de que algún árbitro esté entre los
mejores. Espero que se haga la luz..., Antonio.
|