Uno de los objetivos de la guía educativa `Ceuta te enseña´
es mostrar a los alumnos cómo entender el arte pictórico y
aprender qué es lo que quiere expresar un autor en un
cuadro. Ayer la muestra de los fondos del Museo de las
Murallas Reales sirvió para enseñar a varios centros una
diversidad de estilos pictóricos.
Observar un cuadro puede ser una experiencia indiferente sin
la preparación previa. La guía educativa Ceuta te enseña
ayuda en uno de sus múltiples programas a dotar a los
alumnos de secundaria de recursos para poder leer una obra
artística.
Ayer la coordinadora de la guía de la Consejería de
Educación, Cultura y Mujer, Gloria Rosado, repasó con los
alumnos del instituto Almina la muestra de las últimas obras
adquiridas por el Museo de las Murallas Reales: “Lo primero
es mostrarles el soporte y la técnica utilizada. Después ya
se profundiza en aspectos como el color, el trazo o la
perspectiva” explicó Rosado. La actual exposición colgada en
las blancas paredes del museo es una buena oportunidad para
mostrar una gran variedad de estilos pictóricos: figurativa,
abstracta o impresionista.
Una de las intenciones, muy en la línea de la estética de la
recepción, es que los alumnos se “comuniquen” con la obra y
consigan extraer sus propias conclusiones a raíz de las
herramientas que se les brinda. Rosado puso a los alumnos en
diferentes perspectivas ante la abstracción de un bodegón
vertical del artista Antonio San Martín. Cada uno daba su
particular visión figurativa de lo que el artista había
querido representar: un vaso, una manzana, una naranja...
“la figuración es más fácil, en cuadros como los de San
Martín deben llegar hasta la abstracción del autor para
poder entenderlos”.
Otro de los cuadros que más llamó la atención fue el
Recuerdo de una Ceuta vieja de Diego Canca, una obra de
técnica cercana al hiperrealismo en el que se traza la
fachada de un edificio desvencijado. Los alumnos señalaron
el visible óxido que se desprendían los hierros de un balcón
o el juego de texturas y calidades en los desconchados de
piedra y ladrillo que presenta el edificio.
Interés del alumnado
Rosado habló de las carencias y un cierto analfabetismo que
tienen los alumnos en su formación a la hora de observar una
obra: “Vienen aquí sin muchos conocimientos, pero
evidentemente no por culpa de ellos. El sistema educativo no
prepara humanísticamente a los alumnos”. Sin embargo el
interés mostrado habitualmente en las charlas, que llevan un
recorrido de nueve años, no es para nada deficiente, “nunca
consigues interesar a los 30. En seguida notas quien te está
atendiendo y quien no. Pero siempre en el grupo hay algún
entusiasta, yo me apoyo en ellos y a medida que vas
avanzando consigues arrancar la atención de alguno más”,
aseguró Rosado. Algunos de estos “entusiastas” vuelven a la
muestra acompañados de algún amigo o de sus padres, “es
cuando tienes la mayor satisfacción y has conseguido
interesarles realmente en esto”, dijo la interesante Rosado.
|
El tríptico de Bertuchi de la Ceuta irrecuperable, la parada
más larga
Una de las obras más llamativas y
de mejor factura de las expuestas en el Museo de las
Murallas Reales son tres obras de Mariano Bertuchi que
muestra la Ceuta de 1920 representando su comercio, su
agricultura y su industria. El primero de ellos fue uno de
los que mayor atención y tiempo empleó en su explicación la
coordinadora Rosado. El cuadro está quebrado por la mitad en
dos partes, la superior con el cielo y la inferior con las
mercancía, la actividad y las naves atracadas en el puerto.
“Lo que les he explicado es que el cuadro hubiera podido
tener una tendencia a ser pesado porque hay mucha más
interés y contenido en su parte inferior, pero el mérito de
Bertuchi en esta obra es que consigue dar mucho movimiento a
la nubes y compensar la composición”.
|