No le gusta confesar su edad. “Yo digo que he nacido en
1975, pero la edad no la digo”. Es magistrado del juzgado de
1ª instancia e instrucción número tres de Ceuta y ha sido
invitado por la Federación Provincial de Asociación
Vecinales de Ceuta para que exponga una de las cuatro
ponencias que se desarrollarán mañana en el Congreso de
Violencia de Género. Se especializó en esta materia en
Aracena, por consejo del catedrático que iba a llevar su
tesina y cuando pensaba que acerca de este tema ya se había
dicho todo. Es experto internacional de violencia de género
y acumula varias distinciones. Confía en la integración del
maltratador, más que con el castigo, con el lavado de cabeza
y la mentalidad arcaica.
Pregunta.- ¿De dónde le viene su interés por la Violencia
de Género?
Respuesta.- Todo esto empezó cuando me incorporé a mi primer
destino, en 2004. De repente entra en vigor la Ley de
Violencia de Género y todo el mundo asustado, parece ser que
era algo nuevo. Yo empezaba entonces mi tesina (trabajo
previo a la tesis doctoral) y el catedrático que me llevaba
entonces la tesina me dijo: ‘Oye, ¿por qué no lo haces de
Violencia de Género?’. Al principio pensé que estaba todo
dicho, pero me convenció y hoy día no me arrepiento. Es un
tema al que la gente le tiene cierta manía, por su
dificultad en el tratamiento, porque son personas y
víctimas. Estoy en un juzgado mixto actualmente, pero no
descarto irme a uno especializado en Violencia de Género.
P.- ¿Qué descubrió para que le gustara?
R.- Que la violencia de género no es un problema
exclusivamente jurídico, sino que es una verdadera lacra
social y que solamente con el ámbito judicial no se puede
solucionar el problema. La aplicación de la ley necesita
mayor carácter humanitario de la persona que la aplica, en
este caso el juez. Descubrí entre otras cosas que la
violencia de género se ejerce contra la mujer, pero que
existen otro tipo de sujetos que forman parte del núcleo
familiar y que deberían ser protegidos; y que gracias a las
enmiendas que se han ido introduciendo ya se ampara a este
núcleo familiar. Me refiero a menores o ancianos. También
descubrí que después de tres años de funcionamiento de la
ley ha salido una valoración por parte de los organismos
competentes y todos llegan a lo mismo y es que la respuesta
judicial ha mejorado, pero quedan cosas por hacer. Los
procedimientos cada vez son más ágiles en cuanto a su
instrucción, la víctima está mejor protegida, pero quedan
cosas por hacer, como la creación de los juzgados exclusivos
para la violencia de género. Eso es importantísimo y no se
da en Ceuta. Aquí tenemos el juzgado número 4, que aparte de
su tarea ordinaria de compartir asuntos civiles y penales,
tiene también atribuida la competencia de violencia de
género, con lo que el atasco es monumental. La violencia de
Género necesita un tratamiento específico, lo que impide una
atención más personalizada. En principio se crearon juzgados
en las capitales de provincia, luego en ciudades más
grandes, como Algeciras, Fuengirola o Jerez. Pero en Ceuta y
Melilla, tres años después de que entrara en funcionamiento
la ley de violencia de género, no se ha creado un juzgado
específico, pese a la intención del Ministerio.
P.- ¿Qué siente un juez cuando aplica la ley y, sin
embargo, ve que la víctima sigue estando desprotegida?
R.- Es un tema humanitario y de ética profesional. La
víctima nunca está desprotegida, siempre se intenta proteger
al máximo. A veces hay mecanismos que son más útiles desde
el punto de vista social, es decir, que le pueden prestar
más ayuda los servicios sociales que nosotros los jueces,
que tenemos que protegerla de la posible comisión de un
delito por parte de su agresor. A lo mejor a una víctima le
importan más otras cosas que el hecho de que su agresor le
pueda agredir, como tener derecho a una vivienda, que sus
hijos estén con ellas, informarse de qué derechos laborales,
sociales, educativos, sanitarios... le asisten, no solo los
derechos judiciales.
P.- Parece que la violencia de género es un problema
exclusivamente contemporáneo.
R.- La violencia de género en España se destapa a raiz de
una anécdota. Una señora va a un programa de televisión,
explica su problema y posteriormente la mata su marido. Eso
ocurre en el año 1997, con la muerte de Ana Orantes. Hasta
esa fecha, la violencia de género no despertaba ni interés
social ni jurídico. Era algo que estaba ahí, había un montón
de cifras negras, pero nunca se había destapado como un
problema de interés. En otros países se consideraba que
laviolencia de género era un conflicto familiar, donde no
tenían que entrar los poderes públicos. A partir de 1997 se
ven las estadísticas. En 1984 aparecen los primeros datos de
violencia doméstica, antes no hubo ningún dato, ni del
Ministerio de Interior, ni de Justicia.
P.- ¿La violencia de género es siempre física?
R.- Hay veces en las que la violencia puede ser psicológica
e incluso patrimonial o religiosa. La patrimonial se produce
cuando el marido prohíbe sacar dinero, restringir los
recursos con respecto a la familia. Religiosa es cuando se
prohíbe hacer cualquier cosa con respecto a la ideología.
Hay una ley catalana de abril de este año, en el que se
amplía los supuestos de violencia a la patrimonial. Este
término patrimonial se irá aplicando poco a poco. Pero es
que en Ceuta, donde tenemos distintas culturas, debería
existir el apartado religioso. Hay parejas o matrimonios
donde el matrimonio es de raza musulmana y cristiana.
P.- Si le damos la vuelta a la tortilla, se dan casos de
violencia de género de mujer hacia el hombre.
R.- Es verdad, pero el dato estadístico es muy inferior al
contrario. El Tribunal Constitucional se ha referido a las
penas que se les imponen a un hombre y a una mujer por los
mismos actos de violencia. ¿Por qué para un hombre es mayor
la pena que para una mujer? Dice el Constitucional que la
violencia que se ofrece contra la mujer tiene mayor
lesividad que al contrario; y el Tribunal ha declarado
constitucional el tan polémico artículo 153/1 del código
penal.
P.- Pero a lo mejor esa violencia es más psicológica...
R.- Es muy difícil y complicado de probar. ¿Cómo acreditamos
que una señora se encuentra inmersa en una crisis
psicológica por las malas relaciones con su pareja?
P.- ¿Son justas las penas que se imponen a los
maltratadores?
R.- Las penas son las que el legislador establece y ahí
nadie puede entrar. El problema para solucionarlo no es dar
una mayor pena, sino darle al maltratador un programa de
rehabilitación. La raíz del problema es ¿por qué se ha
causado la agresión? El quid está en cambiar la mentalidad
de ese señor. Reeducar es posible.
P.- ¿En Ceuta hay más violencia de género con respecto a
España?
R.- En Ceuta hay un dato que resulta trascendente y es que
el número de mujeres maltratadas es cada vez mayor en cuanto
al aumento del número de extranjeras. Hay proximidad con la
frontera y una cultura diferente y eso hay que tenerlo en
cuenta en nuestro sistema de convivencia. Muchas veces la
mujer extranjera no viene por miedo a que se le expulse del
país, pero, a veces, incluso, se las puede regularizar.
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