La batalla que los sindicatos con representación en la
Asamblea han mantenido, en bloque, desde hace casi dos meses
con la Administración por el traslado de 8 policías de la
Unidad de Seguridad Ciudadana (092) a la Polivalente,
encallada, tensionó ayer hasta extremos físicos que no se
pueden decir porque no se pueden probar los despachos de la
Jefatura.
Hace casi dos meses, al final del verano, con todos los
permisos, vacaciones y demás sobre el cuadrante, varios
agentes solicitaron casi al unísono la venia de sus
superiores para ausentarse una jornada de su trabajo como
policías locales. El permiso fue denegado sobre el argumento
de que no había plantilla disponible para cubrir sus faltas,
pero por una razón o por otra cumplieron con su propósito
con el consiguiente enfado de los mandos, que tiraron de
hemeroteca de partes e informes internos y acabaron
deduciendo que ocho agentes del 092 pecaban de absentismo y
escaso rendimiento.
Para intentar remediarlo tomaron la decisión de trasladarles
a la Unidad Polivalente, hasta ahora un grupo de destinos
más o menos cómodos para los efectivos con cierta edad. En
el asunto, además de vocación, se mueven cerca de 300 euros
en concepto de pluses de nocturnidad y turnicidad que los
desplazados dejarían de percibir cada mes.
Mostraron su disgusto y los jefes decidieron, ante la
presión sindical, llevar el asunto a Mesa Negociadora. UGT,
CCOO y CSI-CSIF pidieron allí que para dar su visto bueno al
traslado se les diese cuenta de los criterios en que se
basaba, que a su juicio siguen siendo del todo o al menos en
parte irregulares o ilegales.
Ayer los sindicatos seguían esperando esa lista de razones
sólo 24 horas antes de que, esta mañana, los ocho policías
fuesen efectivamente sacados del 092. La decisión se
comunicó ayer mismo pero anteayer, tal vez en un encuentro
casual, un mando medio tuvo la ocasión de comunicar lo que
se le avecinaba al único de sus subordinados afectado que
también tiene galones.
El trasladado se lo tomó a mal y la tensión de las últimas
semanas inflamó en el despacho de forma brutal, narices
rotas incluidas, lo que de entrada ya ha generado la
apertura de un expediente informativo tras informar del
hecho un tercero para saber exactamente qué ocurrió dentro
para que hubiese tanto ruido.
Según informaron fuentes de toda solvencia esta misma
semana, al comprobar que sus pecados sólo habían remitido
“levemente”, los responsables del Cuerpo decidieron actuar y
ejecutar lo planeado, aunque antes pudo haber dudas de si
meter el bisturí o no, pensando sobre todo en dos de los ex
policías de Seguridad Ciudadana. La confluencia de intereses
y afiliaciones les llevó también por delante.
Los sindicatos han ofrecido sus servicios jurídicos a los
afectados por si consideran oportuno iniciar acciones
legales contra Gobernación, pero negaron conocer la
existencia de incidente alguno.
Este periódico intentó ayer tener una valoración vía
telefónica sobre lo acontecido del consejero de Gobernación
durante toda la tarde sin éxito.
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