“¿Sabéis cuál es la diferencia entre el comunismo y el
capitalismo?”. Cándido Méndez se despedía de la rueda de
prensa con un chiste. “Que el comunismo primero nacionaliza
y luego arruina; y el capitalismo primero arruina y luego
nacionaliza”. Es el secretario general de la Unión General
de Trabajadores una persona que gana en la distancia corta:
cercana y con opinión formada de cualquier asunto: desde la
economía al cine –es un gran cinéfilo–, pasando por el
fútbol –ve partidos junto a Zapatero y Rubalcaba–. Méndez
dio ayer lustre en Ceuta al 120 aniversario de UGT.
“Orgulloso” por el largo recorrido del sindicato, afirma que
“las organizaciones sindicales somos las únicas que hemos
sabido adaptarnos al cambio de la sociedad”.
Pregunta.- ¿Qué balance realiza de estos 120 años de lucha
sindical en la Unión General de Trabajadores?
Respuesta.- Me quedo con el compromiso militante de una
cantidad ingente de trabajadores anónimos. Somos la
organización sindical más veterana del país y que tiene un
pasado que tiene mucho que ver con la historia de España.
Aunque a veces esta historia nacional haya tenido luces y
sombras, creo sinceramente que la UGT tiene un pasado
glorioso; pero tenemos más futuro que pasado sobre la base
que nos da nuestra tradición y la vigencia de los
trabajadores que nos apoyan.
P.- Hay gente que dice que el sindicalismo no ha
evolucionado al ritmo que lo hacía la sociedad y que sus
objetivos son obsoletos.
R.- A las organizaciones sindicales se les achaca
injustamente que no han sabido adaptarse a su tiempo. Yo
afirmo que los sindicatos seamos problamente las únicas
organizaciones sindicales que hemos sabido adaptarnos a
nuestro tiempo. Por una razón muy sencilla: porque las
centrales sindicales estamos en la zona de fricción del
avance y las contradicciones sociales. Nosotros tenemos, en
números redondos, 120.000 representantes sindicales en las
empresas y por ello los problemas, avances y retrocesos del
tejido empresarial nos tocan de lleno. Si no hubiéramos
sabido adaptarnos no estaríamos donde estamos. UGT, en
relación con los últimos 20 años, tiene más afiliados y
representantes sindicales que hace 30. Somos una
organización respetada y respaldada democráticamente por los
trabajadores.
P.- En lo que respecta a sus años al frente de la nave
ugetista, ¿han cambiado mucho los objetivos?
R.- Los principios y los valores de la UGT se mantienen
intactos, los que inspiraron nuestros fundadores, como Pablo
Iglesias: el principio de la libertad, de la democracia, el
valor de la justicia social, el progreso en la dignidad en
el trabajo, el valor de la organización obrera... Lo que sí
es cierto es que en estos últimos años el mundo ha cambiado
y por tanto los objetivos los hemos tenido que ir adaptando.
En estos últimos 14 años ha sido cuando de una manera brutal
se ha impuesto la globalización en la economía; por ello, el
trabajo sindical tenemos que hacerlo con un ojo puesto aquí
y el otro en el contexto europeo e incluso mundial. Por eso
UGT es uno de los sindicatos españoles que más fuertemente
ha apostado por reforzar la dimensión internacional del
sindicalismo. Yo he sido presidente de la Confederación
Europea de Sindicatos durante los últimos cuatro años; y
hemos impulsado la constitución de una Confederación
Internacional Unitaria que ha sido la que ha impulsado por
primera vez en la historia una movilización en todo el mundo
el pasado 7 de octubre a favor del trabajo decente. Lo que
hemos tenido que hacer en estos 14 años es reforzar mucho
nuestra vinculación con el sindicalismo internacional,
porque sino no te enteras de nada.
P.- ¿Qué diría a la gente que dice que los sindicatos
están corruptos?
R.- Le diría que nosotros, con humildad, tenemos que
reconocer que hemos tenido que padecer algunos episodios de
esa naturaleza, pero que la inmensísima mayoría de los
afiliados a las organizaciones sindicales, y a UGT en
concreto, es gente honrada, muy comprometida, que se quita
horas de su familia, horas de sueño e incluso pone dinero de
su bolsillo para defender a sus compañeros para ejercer la
representación sindical de la UGT. Con eso es con lo que se
deben de quedar.
P.- Antes de ser patrón, usted fue marinero, en cuanto
que fue obrero de la metalurgia. ¿Cómo marcaron estos años
su posterior compromiso social?
R.- Yo tengo una vinculación con el movimiento sindical de
carácter familiar también, porque mi padre era un viejo
militante de UGT, a la que se afilió en el año 1929. Mantuvo
su compromiso militante en la guerra, en la que fue
comisario de Batallón y estuvo al borde de la muerte y en la
clandestinidad defendiendo las ideas de UGT y también del
Partido Socialista Obrero Español. Yo también tengo esa
doble militancia desde hace 38 años. Tengo un compromiso
ideológico familiar, pero, efectivamente, también tengo el
compromiso propio de mi actividad laboral. En aquellos
tiempos las condiciones eran muy distintas, porque España
era también muy distinta... pero a peor. En los años 70
todavía estábamos en la dictadura y España era una sociedad
autárquica, donde no había libertad sindical y había unas
leyes paternalistas que no se aplicaban. En aquellas
primeras experiencias lo que aprendí es el valor de la
libertad sindical, el valor de la organización democrática
de los trabajadores, de la negociación colectiva, de la
capacidad de defender por ti mismo y a través de tu
organización tus derechos y no estar aplastado por un
Gobierno u otra institución.
P.- ¿Por qué el empresariado español tiene una mentalidad
tan diferente de otros países europeos, en los que se mima
más a sus empleados?
R.- Tampoco son tan distintos, depende de los sectores. Creo
que en España ocurre que la estructura empresarial está muy
atomizada, más del 90% son pequeñas empresas. Eso, por
ejemplo, supone una diferencia con el Reino Unido. El factor
diferencial es que la sindicalización a nivel empresarial es
muy difícil porque son empresas muy pequeñas. El aprendizaje
de los sindicatos se produce con mucha dificultad, porque
nuestra tarea sindical la tenemos que hacer fuera de la
empresa, no lo podemos hacer dentro. Sí es verdad que
también puede haber una cierta rémora por parte de algunos
empresarios, pero en general nosotros con las organizaciones
empresariales tenemos una experiencia realmente positiva,
aunque hayamos tenido altibajos y conflictos. El diálogo y
la interconexión social en España goza de mejor salud que,
por ejemplo, el que pueda haber entre la patronal y los
sindicatos en Francia.
P.- Después de haberse reunido con los secretarios
generales de las distintas federaciones de Ceuta, ¿qué
opinión se lleva a Madrid de la lucha sindical en la ciudad?
R.- En estos nueve años que median de mi anterior visita
hemos dado un paso gigantesco, pero todavía creo que hay
cosas que debemos mejorar. Y creo que estamos en ello, que
el próximo Congreso de Ceuta marcará un hito en el camino
para mejorar nuestra prestancia a los trabajadores. En estos
años hemos aumentado mucho nuestra afiliación y nuestra
representación sindical. Tengo que decir también que me he
encontrado con una ciudad mejor estéticamente.
P.- Antonio Gil, secretario general de UGT Ceuta,
defenderá una ponencia en el Congreso en Madrid sobre la
expulsión del sindicato de todos los militantes con una
sentencia firme por violencia de género. ¿Lo va a apoyar?
R.- Absolutamente. Personajes de esa naturaleza no pueden
tener cabida en nuestra organización. Lo que ha planteado
nuestro sindicato en Ceuta está lleno de sentido y saldrá
adelante esa enmienda para combatir el matonismo machista
expulsando a los que perpetren ese tipo de prácticas
criminales.
P.- Ahora que el trabajo escasea habrá o ya ha habido
propuestas para endurecer la llegada de inmigrantes ¿Cree
que son medidas útiles?
R.- La política de inmigración que pactamos con el Gobierno
y la patronal sigue teniendo absoluta validez, en tanto en
cuanto la demanda de mano de obra extranjera está sujeta a
una adaptación del mercado laboral. Por ejemplo, hace 5 ó 6
meses nosotros, en la Comisión de seguimiento que tenemos en
materia de inmigración, ya planteamos que había que eliminar
las demandas de mano de obra en la construcción. Por tanto,
nuestros mecanismos se van adaptando a la situación del
mercado laboral. Ahora, lo que no comparto son mensajes
genéricos que pueden dar la sensación de que parte de los
problemas del país son culpa de los inmigrantes. España ha
tenido un crecimiento espectacular en los últimos años
debido a dos razones: el dinero barato y la aportación de 4
millones de personas que han venido de otros países. Ahora
nosotros no podemos dejarlos en la estacada; deben de
participar de nuestro destino.
P.- ¿Se combate el trabajo sumergido con interés? ¿Y en
el caso de Ceuta, que es frontera con Marruecos, hace lo
suficiente la Delegación del Gobierno?
R.- UGT desde Ceuta ha planteado que hay que incrementar los
recursos humanos para combatir la economía sumergida, pero
estamos hablando de un problema endémico en el país y en
Ceuta en particular. Lo ideal sería mejorar los recursos de
la Inspección de Trabajo y vincularlo con la actuación de la
fuerza pública. Creo que habría que hacer un esfuerzo para
hacer en Ceuta un pacto con los empresarios, porque al final
detrás de un trabajador ilegal hay un empresario con
contrata. Nos deberíamos fijar un plazo para acabar con la
economía sumergida. Por otra parte, se podía montar una
aduana comercial, porque Marruecos es un socio preferente de
la Unión Europea, y podría servir para dar mayor
transparencia al mercado laboral.
P.- Respecto a los conflictos laborales con el actual
Gobierno, como en la Justicia o la Policía Nacional, ¿no
viene todo este problema de la desigualdad salarial entre
las comunidades y el Estado? ¿No sería mejor un cierto
centralismo en materia salarial?, porque da la impresión de
que habrá más conflictos en nuevas áreas laborales.
R.- Yo creo que ya es un poco tarde. Lo que ha ocurrido es
que ha habido gobiernos autonómicos que han tomado
determinadas decisiones y han creado muchos agravios
comparativos. En algunos casos, como la Guardia Civil y la
Policía Nacional, tienen toda la razón. Se tienen que
resolver y nosotros lo apoyamos porque tienen toda la razón.
Primero habría que homologar y luego llegar a un pacto entre
todas las Administraciones de manera que los incrementos
salariales se planteen de manera armónica.
P.- ¿Qué relación tiene con José Luis Rodríguez Zapatero,
creo que ve muchas veces los partidos de fútbol con él y
Rubalcaba?
R.- Tenemos una relación cordial en lo personal. En el caso
del fútbol él es culé y yo soy madridista. Creo que es muy
importante no confundir una relación personal con una
institucional como la de un presidente del Gobierno con un
secretario general de una central sindical, que está marcada
por nuestras funciones que tenemos cada uno. Jamás mezclo
las churras con las merinas.
P.- ¿Está a favor de la discriminación positiva, un
concepto que genera polémica?
R.- En general sí, si sirve para erradicar desigualdades. En
el caso de la mujer la experiencia nos ha demostrado que o
se establecen unos criterios obligatorios de representación
o la verdad es que la mujer seguiría estando relegada.
Nosotros en los Congresos hemos tomado medidas de este tipo.
P.- ¿Tiene que ser un conflicto para la sociedad española
la reapertura de las fosas comunes de la represión
franquista?
R.- En absoluto, sería restañar definitivamente las ideas.
En esta cuestión yo tengo experiencias personales. Este
asunto no lo entiende nadie más que la familia que lo padece
o las personas que hemos podido hablar directamente con
ellos. En España hay todavía muchas familias que se sienten
humilladas, ofendidas y que la Democracia española tiene una
deuda con ellos porque no han podido recuperar los cuerpos
de sus seres queridos.
P.- ¿Qué opina del comunismo?
R.- Es una doctrina periclitada, lo que pasa que ahora está
de moda. Ahora se puede decir que hay una cierta relación
entre el capitalismo y el comunismo -risas-. Resulta que el
comunismo primero nacionaliza y luego arruina y el
capitalismo, primero arruina y luego nacionaliza.
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Un simil taurino como receta para frenar la crisis:
“Parar –la destrucción de empleo–, templar y mandar”
Cándido Méndez empleó un simil
taurino, el de parar, templar y mandar, como la receta
ugetista para frenar la crisis: Primero, “parar la
destrucción de empleo, sobretodo en el sector servicios y la
construcción, para lo cual hay que inyectar liquidez en las
PYME’s y exigir a los bancos que el dinero que se les da no
es para cuadrar sus cuentas”; segundo y una vez conseguido
lo primero, “templar, es decir, apostar por el desarrollo
industrial con políticas de innovación tecnológica para
potenciar el sector, exigir a las multinacionales que no
hagan expedientes de regulación de empleo, ya que siguen
teniendo beneficios, y ampliar las escuelas taller y de
oficios para los jóvenes”; y tercero, “mandar, mediante la
convocatoria de una Conferencia Intersectorial de Industria
y Trabajo, en la que se reuniría a todas las comunidades
autónomas, porque no se puede luchar solo contra la crisis”.
La deblacle mundial financiera, que calificó como “de una
intensidad brutal”, acaparó prácticamente todo el contenido
de la rueda de prensa que el secretario general de UGT
ofreció. Méndez apuntó directamente a “la forma de gobernar
de Bush en sus ocho años” y deseó que Obama “suponga un
cambio que quite aire a la política especulativa”. Respecto
a la crisis en España, el sindicalista explicó que el país
“ha vivido de prestado, impulsado por los créditos baratos,
una disponibilidad de mucho dinero a un precio barato que se
ha destinado al ladrillo y que ahora nos da gran
vulnerabilidad”. Así, Méndez recordó que durante 8 años “UGT
ha venido demandando, en el desierto, un cambio del modelo
productivo”. Por ejemplo, el ugetista, lamentó que España,
siendo la octava potencia económica, ocupe el puesto 32º en
el mundo en desarrollo tecnológico. “Tenemos la posibilidad
de salir de la crisis con un nuevo modelo”, indicó, y se
congratuló que en esta coyuntura, a diferencia de las
anteriores con González y Aznar –ahí están las huelgas–, el
Gobierno no haya cortado el diálogo social. “Hay un
compromiso de garantizar la protección social”, se felicitó
Méndez, al igual que medidas como la reciente decisión del
Gobierno de convertirse en avalista del 50% de las hipotecas
de los desempleados, “algo que bajará también la morosidad
de los bancos”. A este respecto, fue especialmente duro con
la actitud de la banca: “Es inconcebible que los bancos no
bajen las condiciones de las hipotecas, porque hay demanda
de viviendas, lo que reactivaría la economía”. Además,
recordó que en los años 80 se tuvo que salir ya al rescate
de la banca, por lo que “tiene una deuda con los
contribuyentes y ahora tiene que salir en ayuda de las
familias”.
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