Un discurso de Mohamed VI desde la localidad de Dajla, la
otrora Villa Cisneros, debiera poner hoy el colofón a los
festejos del 33º aniversario de la, según la retórica
oficial, “gloriosa Marcha Verde”, el movimiento de masas
que, bajo los auspicios del entonces rey, Hassan II,
perseguía la “recuperación de las provincias del sur”
(Sahara Occidental).
El objetivo de este “golpe de efecto maestro”, tal y como
afirman los hagiógrafos del difunto monarca, que dio
comienzo el 6 de noviembre de 1975, era forzar a España a
abandonar el territorio de la que era su provincia para
ocuparlo y plantear a Argelia y a los saharauis el hecho
consumado de la soberanía marroquí entre Saguia El-Hamra y
Río de Oro.
Si bien este objetivo se va a cumplir, la Marcha Verde tuvo
efectos igual de determinantes a nivel interno, ya que
supuso un fuerte espaldarazo a la monarquía, que no pasaba
quizás por su mejor momento.
De este modo, este movimiento de masas no hizo sino
legitimar la autoridad de Hassan II sobre sus súbditos, en
lo que es visto como un verdadero acto de refundación del
Reino Alauí.
A partir de ese momento, el padre del actual monarca, se va
a convertir en “el reunificador de la patria”, continuando
así la obra de su progenitor, Mohamed V, conocido como “el
liberador”, al ser considerado como el artífice de la
independencia, en 1956.
A la luz de las cifras marroquíes, alrededor de 350.000
personas fueron reclutadas en todas las provincias, una
empresa ardua en un país entonces mayoritariamente rural y
mal comunicado. Todos los camiones de Marruecos fueron
puestos a disposición del grandioso proyecto hassaniano,
para conducir a estos particulares peregrinos hasta Tarfaya,
localidad situada en la frontera con el territorio del
Sahara Occidental.
Mientras los preparativos se aceleraban, las transacciones
políticas con Mauritania y España iban por el buen camino.
Madrid intentó detener la Marcha, mientras aumentaba la
tensión con los vecinos argelinos y ante la feroz oposición
del Frente Polisario. Ante esta tesitura, Hassan II anuncia
que únicamente un acuerdo político podría impedir lo que ya
se consideraba como “inevitable”. Con un Franco agonizante,
que moriría apenas unos días después, el 20 de noviembre, el
contexto era favorable a los intereses de Rabat.
La Marcha Verde comenzó efectivamente el 6 de noviembre de
1975, portando sus miembros ejemplares del Corán y banderas
rojas y verdes, los colores de Marruecos y del Islam
respetivamente. Los 350.000 manifestantes eran vigilados por
20.000 solados de las Fuerzas Armadas Reales (FAR)
marroquíes. Por su parte, el ejército español había recibido
la orden de vigilar pero no intervenir y, en ningún caso,
abrir fuego.
El 9 de noviembre, tras tres días y algunos kilómetros de
marcha, Hassan II detiene la Marcha, al considerar que se
habían satisfecho sus objetivos. El 14 de noviembre se
firman los Acuerdos Tripartitos de Madrid entre España,
Marruecos y Mauritania. El 11 de diciembre de 1975 unos
4.000 solados de las FAR entran en El Aaiún, la capital
administrativa del Sahara Occidental, un territorio que el
régimen de Rabat ya nunca más va a abandonar.
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