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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 5 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Paraguas, fiambreras y agua
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

No pudo ser, el tiempo que parece que este año está anticipando todo lo que suele traer el invierno, no permitió que esa fiesta, tan propia, en Ceuta, tuviera la brillantez y la alegría que tiene otros años.

Malas tienen que ser las condiciones climatológicas, para que los ceutíes no acudan a “festejar” algo de su propia tradición, pero este año no podía ser y el personal, casi, no salió.

Y he dicho CASI, porque a pesar de la lluvia, todavía, hubo algunos jóvenes y otros menos jóvenes que “se echaron al monte” y, aunque con las incomodidades que ocasiona la lluvia, a su manera, festejaron su mochila.

Las informaciones que se han dado indican que el número de personas que se atrevieron a salir fue de escasamente 300 personas, algo así como el 5% de lo que hubiera habido con un tiempo un poquito mejor, no diremos que con buen tiempo.

Estaba claro que una acampada con el agua caída en el último mes, pero especialmente en los dos o tres días anteriores, sería incómoda y casi imposible, por el fango, el barro y la situación, totalmente, desfavorable para poder pasarlo bien.

Más de uno, varias decenas, intentaron sortear las dificultades pero, al final, consideraron que lo más prudente, lo más cómodo y lo aconsejable era volverse a casa, para no tener que pasar el día, intentando sacar los vehículos del barrizal que había en muchas partes del monte.

Por parte de los organismos encargados de que todo funcionara bien en Ceuta, se había dispuesto un dispositivo, a tono, con lo que hay otros años.

Los preparativos, oficialmente, estuvieron dispuestos, la seguridad se estaba controlando, y los incidentes, en esta ocasión, no existieron.

Algo bueno, pues, tenía que traer ese mal tiempo que dejó en casa a varios miles de personas que, en otras circunstancias, hubieran dormido, hubieran comido, hubieran disfrutado y se lo hubieran pasado muy bien, en plan festivo en el monte.

El dispositivo que estaba preparado comenzaba desde la Policía Local, con 41 agentes que estuvieron, a lo largo de toda la jornada, en activo, hasta una brigada forestal con 10 agentes que controlaban las zonas de interés natural.

Del Plan de Empleo de la Ciudad y de la Delegación del Gobierno hubo trabajadores en García Aldave y en el Monte Hacho.

No podía faltar, y ahí estuvieron, veinte voluntarios de Cruz Roja, agentes del Protección Civil y Bomberos.

Los dispositivos estaban ahí, no hubo necesidad de intervenciones, pero había que tener todo dispuesto por si “escampaba” el tiempo, o si aun siendo las condiciones climáticas adversas, alguien era tan valiente como para desafiar a la propia naturaleza y se “plantaba” en el monte.

Desde el cuerpo de bomberos se decía que :” No ha habido ninguna llamada de emergencia importante. Simplemente algunos coches que han quedado atrapados en el barro y ha habido que sacarlos. Todo ha transcurrido con normalidad”.

Esto de normalidad es un decir, lo normal es que hubiera habido mucho personal en el monte, pero, una vez más, la lluvia fue la auténtica protagonista, para que lo que estaba programado desde siempre se quedara sin cumplir. Mala suerte.
 

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