El eco de la última obra de Pilar
Urbano sobre la Reina Sofía ha alcanzado, estos días, el
vecino Marruecos. Sin precipitación y con cierto retraso,
algo común por estas tierras maghrebíes con noticias de
enjundia que, antes de ver la luz, parecen rumiarse, la
noticia se ha hecho un hueco de momento en tres diarios (uno
en árabe y dos en francés) que la han abordado -preciso es
señalarlo- con notoria simpatía y respeto. Destacaría el
titular del periódico “Aujourd´hui” que, por cierto,
reproducimos en esta columna por entender que refleja el
tono general: “Nuestra amiga la Reina”.
Como es obvio la prensa marroquí señala, sin estridencias,
los lugares comunes en las relaciones bilaterales entre
ambos países vecinos y amigos, no perdiendo nunca de vista
al tratar las declaraciones de la Reina Sofía esta
perspectiva, enfatizando en todos los casos algunas frases
clave como aprovechando para enviar un sutil mensaje. Así,
señalando que después de largas conversaciones, hasta altas
horas de la noche, ambos soberanos (Don Juan Carlos y Hassan
II) siempre alcanzaban algún acuerdo: “Ellos llegaban
siempre a arreglar sus problemas amigablemente”. También se
recoge, como no podía se menos, el contencioso sobre Ceuta y
Melilla, sin histrionismos de ningún tipo y rebajando la
tensión, contextualizando y “normalizando” las declaraciones
al respecto de nuestra Reina procedentes, en todo caso, de
una persona amiga. Esa sería una de las interesantes claves
que laten en las reseñas de nuestros vecinos y colegas
marroquíes, como queriendo decir: “A los amigos les
permitimos muchas cosas”. Ciertamente. De ahí que se citen,
sin alharacas, jugosas declaraciones de Don Juan Carlos
cuando no sin cierta ironía le respondía a Hassan II sobre
una eventual visita (históricamente materializada el año
pasado) a Ceuta y Melilla. “Pero Hassan, ¿cómo quieres
recibirme en tierras que son mías?”. Volviendo al “dossier
espinoso de Ceuta y Melilla” en palabras de “Le Soir”, se
recogen sin apostillar las declaraciones de la reina de
España, cuya opinión recojo en dos tiempos. Uno: “Ceuta y
Melilla son España. Los territorios, la historia y la
población lo son”; Dos: “Lo que pasa es que Mohamed VI y
antes de él su padre, Hassan II, no dejan nunca pasar una
ocasión para protestar y reclamar la soberanía sobre las dos
villas. Por esto la cuestión está simplemente abierta”.
La que no se prodiga con exceso en los medios de
comunicación de su país es la atractiva, inteligente y
siempre discreta Lalla Salma, joven esposa del Rey Mohamed
VI y madre de sus dos hijos. Todavía recuerdo el visible
cariño y la calida relación establecida entre ambas, primero
en Tánger y luego en la histórica visita de la Reina de
España a la blanca paloma de la Yebala. Tras despedir a Doña
Sofía en el legendario aeropuerto tetuaní de Sania R´amel,
tuve oportunidad de entablar una breve y atenta conversación
con la Princesa Lalla Salma, percibiendo sus notables
cualidades humanas así como su innegable simpatía. El sábado
pasado la esposa de Mohamed VI inauguraba en Casablanca,
desde donde les pongo estas líneas, un moderno centro de
oncología para adulos y niños en el Centro Hospitalario
Universitario “Ibn Rochd” (Averroes), con un coste superior
a los 53 millones de dirhams y una capacidad de acogida de
3.500 enfermos por año.
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