En ‘El Pueblo de Ceuta’ no se
toman las decisiones a tontas y a locas. Y para que ello sea
así, sus propietarios controlan, eso sí, adecuadamente, las
opiniones que se publican. Cuando hablo de opiniones me
estoy refiriendo a las que pueden causar daños innecesarios
o bien son propensas a ser denunciadas en los juzgados. Y,
desde luego, en esta Casa no somos tan ligeros de cascos
como para no saber cuáles son nuestros límites. Porque
sabemos que la libertad no consiste solamente en seguir la
propia voluntad, sino también a veces en rehuirla. La cita
es divina. Pero no me acuerdo del nombre de su autor.
En ocasiones, cuando alguien se permite atentar contra
alguna de las personas que formamos parte de esta empresa,
lo primero que hacemos es calibrar la importancia de la
ofensa, y luego procuramos responder con las mismas armas.
Es decir, si nos disparan con una pistola del nueve corto,
por ejemplo, nosotros desechamos inmediatamente hacer uso de
un fusil automático.
Aunque es verdad que nos distingue la constancia en las
réplicas. Una actitud que es mucho más peligrosa y dañina
que atacar con misiles. En mi caso, antes de ponerme a
responder, suelo exponer cómo y por qué voy a actuar de tal
o cual manera, a fin de que el editor sepa las armas que he
elegido para defender la empresa en la que presto mis
servicios. De modo que así lo hecho ya.
El sábado pasado, Otilio Ridruejo, colaborador
de ‘El Faro’ melillense, intentó denigrar la labor de
José Antonio Muñoz como presidente de la Asociación
Deportiva Ceuta. Un ataque tan absurdo como injusto contra
quien hace más de tres años que dejó la presidencia y a
quien el club le debe una gran cantidad de dinero y que bien
haría en exigir su cobro cuanto antes.
Del tal Otilio celebré yo en noviembre de 2007, su cruzada
contra Diego Martínez, presidente de la Federación de
Melilla de Fútbol, y Francisco Robles, consejero de
Deportes y Juventud de la Ciudad. Cruzada que mantiene
contra ambos dirigentes deportivos, a quienes acusa de
chanchulleros, de vivir a cuerpo de rey, gracias a sus
cargos, de propalar las mentiras de Ángel María Villar,
y sobre todo les sigue acusando de hacer un mal uso de los
dineros públicos. Amén de que los culpa de no justificar en
qué se vienen gastando los 280.000 euros anuales que recibe
la federación en concepto de subvención por parte del
Gobierno de la Ciudad de Melilla.
En aquel tiempo, alentaba yo a Otilio, que según cuentan es
un personaje de comicidad arrolladora, a que le dijera a
Rafael Montero, a quien tampoco se le da mal hacer de
caricato, sobre todo en noches de luna llena, que aplicara
las mismas críticas acerbas contra el presidente de la
Federación de Fútbol de Ceuta. Pero que si quieres arroz,
Catalina. Vamos, que nanay de la China de pedirle las
cuentas claras a la Federación de Fútbol de Ceuta.
A pesar de que lo hice con una insistencia que muchos
llegaron a catalogar de persecución contra la persona que
presidía el organismo federativo. Pues bien, en vista de que
en esta tierra, según ‘El Faro’, la honradez sólo habita en
personas como Valero, Escane, Cecilio,
García Gaona y compañía, no tendremos más
remedio que airear continuamente que las elecciones a la
presidencia de la Federación de Fútbol de Ceuta han de ir
acompañadas de documentos que acrediten que allí nadie metió
la mano en la caja.
|