El dispositivo de vigilancia de las Brigadas Forestales en
los montes terminó el pasado sábado con la celebración del
Día de la Mochila. Desde el 1 de junio se ha contabilizado
el fuego en San Amaro, dos conatos de incendio en zonas
forestales y más de un centenar en el cinturón periurbano de
la ciudad. El balance dado por el coordinador de las
Brigadas, Carmelo Navarro, es “positivo” en comparación con
otros años.
“En tres años, un sólo incendio cuando antes la media podía
estar en cuatro” ese fue el análisis que quiso recordar ayer
el coordinador de las Brigadas Forestales, Carmelo Navarro.
Desde el 1 de junio hasta el 1 de noviembre se crea un
dispositivo en los puntos más altos de los montes de la
ciudad para realizar la vigilancia de las zonas forestales y
avisar al Cuerpo de Bomberos en el caso de que sea
necesario.
Durante este verano y el comienzo del otoño ha habido sólo
dos conatos de fuego en áreas forestales y el incendio del
31 de agosto que calcinó varias hectáreas en San Amaro y
obligó a desalojar a los vecinos de San Antonio. “Creo que
se puede decir que es un año positivo a pesar de que ha
habido un incendio y en los dos anteriores no hubo ninguno.
Desde el punto de vista medioambiental el fuego quemó una
zona que no tiene mucho interés y es fácilmente recuperable.
Suele haber también una media de cuatro o cinco conatos de
fuego al año y esta vez sólo hemos tenido dos”. Las Brigadas
estuvieron vigilantes durante esa noche: “Nosotros dimos
nuestro aviso, al igual que muchos vecinos de esa barriada
pero fue en la parte de monte bajo del Parque de San Amaro y
se propagó a una velocidad impresionante”.
Los dos conatos en la foresta se produjeron en el monte de
la Tortuga y en los alrededores de las pistas de los
pantanos. Ambos se pudieron extinguir antes de que la
superficie quemada superase los 200 metros cuadrados.
Las condiciones de este verano no han sido las mejores. No
ha caído ni una gota de lluvia en junio, julio, agosto y en
la primera quincena de septiembre. Además los vientos han
sido predominantemente de Poniente que trae un aire seco:
“Parte de los montes de Garcia Aldave se conoce como el
Cerro de la Niebla. Cuando hay Levante en algunos árboles se
puede ver como se acumulan gotas de lluvia y alivia mucho
las condiciones de sequedad del verano”.
Pese a que es su cometido principal, las zonas forestales no
son las que más trabajo dan a las Brigadas Forestales. En el
conocido como cinturón periurbano de la ciudad, los
descampados de las barriadas más exteriores, se produjeron
más de 100 conatos de fuego: “Son zonas donde crecen matas,
pastos y vegetación sin valor. Muchas veces lo que empieza a
arder son los propios basureros que se acumulan en las
afueras”.
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