A la espera del escrutinio final de las elecciones
presidenciales en los Estados Unidos, al igual que en otras
partes del globo, la “obamamanía” ha calado en Marruecos. En
la calle, en los foros de Internet o en las páginas de los
principales rotativos del país, muchos son los que han
abiertamente manifestado su preferencia por el candidato
demócrata. En este sentido, el Reino Alauí no es una
excepción dentro de su contexto regional, ya que la opinión
pública del mundo árabe – que no sus gobernantes – ha
exhibido más que nunca su querencia por Barack Obama como
inquilino de la Casa Blanca. Y es que la calle árabe
considera que la “izquierda” norteamericana alberga una
actitud más positiva a su encuentro que los republicanos. A
esto habría que añadir un elemento más a favor de Barack
Obama, a saber, los orígenes africanos y musulmanes de sus
ascendientes.
Tal estado de ánimo se puso de manifiesto en un debate que
la embajada de Estados Unidos en Rabat organizó
recientemente sobre estos comicios, al que fueron invitados
universitarios, políticos y actores de la sociedad civil. A
través de un sistema de videoconferencia, estos tuvieron la
oportunidad de departir con Connie Borde y Stuart Haugen,
respectivamente responsables demócrata y republicano en
Francia, quienes se encontraban en París. Durante algo más
de tres horas de discusiones quedó de manifiesto la
fascinación que el congresista de Illinois ejerce en amplias
capas de la población marroquí. “Si pudiera votar, mi voto
iría para Obama”, declaro tajante Abderrahim Outass,
vicepresidente del Consejo de la ciudad de Casablanca, del
islamista Partido para la Justicia y el Desarrollo.
“Barack Obama constituye una excepción en la historia
política de los Estados Unidos, alguien que nos fascina,
además de por su joven edad y sus orígenes africanos y
musulmanes, por el cambio que representa”, destacó Mohamed
Darif, profesor de Ciencia Política en la Universidad de
Mohamedía. “El candidato demócrata seduce a los marroquíes
porque él mismo encarna el sueño americano, porque les dice
que todo es posible en Estados Unidos”, concluyó Darif. Por
otro lado, John McCain simbolizaría la continuidad,
fundamentalmente en lo que respecta a su política
extranjera, muy marcada por la intrusión en Iraq. En esta
línea se postuló el abogado Mostapha Sabik, para quien
“Obama es sinónimo de compromiso con la paz en Oriente
Medio”.
La opinión de los marroquíes contrastaría, sin embargo, con
la de sus dirigentes, que optarían por el candidato
republicano, quien en principio les garantizaría un mayor
apoyo a sus tesis autonomistas en el Sahara Occidental.
Además, según informaciones vertidas durante estos últimos
días, el representante del Frente Polisario en Estados
Unidos, Mouloud Said, mantendría incluso “relaciones
importantes” con el propio Obama. El temor del régimen se
ve, sin embargo, matizado.
Siendo “la seguridad y la lucha contra el terrorismo nuestra
principal prioridad en la región magrebí”, como afirmaron
Borde y Haugen durante el debate, ante el advenimiento de Al
Qaeda en el Magreb Islámico y la inquietante recrudescencia
de la actividad terrorista en el Sahel, a nadie escapa que
tanto McCain como Obama pudieran estar tentados de llegar a
un acuerdo para cerrar el diferendo saharaui a favor de
Rabat y dotar de mayor seguridad a la zona.
Frente a los fans de Obama y los temerosos de su victoria
ante eventuales implicaciones en el dossier del Sahara
Occidental, los defensores de una tercera opción, que
podríamos calificar de “realista”, son también numerosos.
Para estos, los senderos de política estadounidense se
encuentra bien trazados y ningún presidente, ni tan siquiera
el demócrata, podrá cambiarlos. Conscientes del interés que
su país despierta para Washington, fundamentalmente por su
situación estratégica, estabilidad y moderación, esta franja
de marroquíes consideran que, inmersos los yanquis en una
profunda crisis económica y con importantes focos de tensión
abiertos en otras regiones del mundo, cualquier cambio de
política hacia Marruecos será casi imperceptible. El
funcionamiento político en Estados Unidos es claro y el
Reino Alauí tendrá que defender sus intereses a través de su
cada vez más densa red de lobbies, exactamente como hasta
ahora.
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