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OPINIÓN - DOMINGO, 2 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

La zarpa terrorista agazapada en el Sáhel
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

El pasado viernes y tras 252 días de secuestro, dos turistas austriacos capturados en Túnez el 22 de febrero por la organización terrorista Al-Qaïda en el Maghreb Islámico (AQMI) eran al fin liberados en la zona del Sáhel, pasando a quedar bajo la protección del ejército de Malí. Ni es la primera vez ni será la última en que ciudadanos occidentales son secuestrados por grupos salafistas yihadistas, con la intención de canjearles por dinero y extremistas presos en diferentes países: así, en febrero de 2003 el GSPC capturaba a 32 ciudadanos occidentales el sur de Argelia, la mayoría turistas alemanes, liberándolos posteriormente tras el pago de un cuantioso rescate; en enero de 2006 cinco italianos eran secuestrados en Yemen y, en septiembre de este año, once europeos y ocho egipcios de turismo en el Alto Egipto eran raptados por bandas libanesas. Ésta vez y con los ciudadanos austriacos, parece que los captores exigían primero la puesta en libertad de al menos diez terroristas encarcelados en Túnez y Argelia, rebajando luego las condiciones al pago de un rescate de 5 millones de euros.

El Sáhel (en árabe “borde”), una franja de 4 millones de km2 bajo severas condiciones climáticas semiáridas (la media pluviométrica anual oscila entre los 100 y 350 mm. anuales) y que se extiende, de oeste a este, entre el Océano Atlántico y el mar Arábigo, es hoy refugio de campos terroristas móviles vinculados a la nebulosa de Al-Qaïda, con tres núcleos o epicentros de cierta importancia: uno al oriente, en Sudán; otro al norte del Chad; y finalmente el último al este, en el triángulo delimitado por Mauritania, Argelia y Malí. Agrupados en campamentos móviles a fin de evitar el seguimiento electrónico particularmente por los EEUU, el triángulo occidental del Sáhel es, junto a Afganistán y ciertas regiones de Pakistán, una de las regiones del mundo que el salafismo yihadista pretende “liberar” para utilizarlas como base, operando en ella desde hace años en campos itinerantes que utilizan como entrenamiento para células yihadistas de todo el mundo. En el Sáhel occidental se viene combatiendo desde hace años, como ya tuve ocasión de adelantar durante 2002 en las páginas de la revista especializada en temas militares “War Heat”; el 8 y 9 de marzo de 2004 el ejército del Chad, con apoyo logístico de un avión P-3 “Orión” de la VI Flota USA destacada en el Mediterráneo, emboscaba en la frontera del Níger a una columna del GSPC; en contra, 17 soldados mauritanos caían en junio de 2005 en Lemgheity, al noroeste del país, abatidos por una célula fuertemente armada del GSPC. Los Estados Unidos, a través de su programa de asistencia “Pan Sáhel” reconvertido luego en la “Iniciativa Transahariana Contraterrorista” (TSCTI), han decidido implicarse directamente apoyando militarmente a los Estados de la región; en el operativo “Flintlock-2005”, mil efectivos de las fuerzas especiales norteamericanas fueron desplegados en un ejercicio combinado junto a tropas amigas.

La situación en el Sáhel es delicada y volátil. Desde España mismo, células terroristas captan a simpatizantes para enviarlos a campos de entrenamiento de la región; tal era el caso de la célula desmanteladas en Barcelona el 26 y 27 de junio de 2007. Urge una colaboración estrecha, primero entre los países afectados en y al sur del Maghreb y, luego, entre éstos y Europa.
 

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