Precisamente en estas fechas
estábamos esperando la llegada de los Reyes de España. Fue
algo que no se anunció hasta cuatro días antes del 5 de
noviembre y, en tan poco tiempo, Ceuta fue capaz de
prepararse para dar una BIENVENIDA a los monarcas, como en
pocas partes se la han dado.
Era un momento, también, esencial para los propios Reyes,
por cuanto días antes habían recibido la afrenta de ver como
se quemaba su foto en tierras catalanas.
Aquí todo fue distinto, todas las culturas, todos los grupos
políticos y todas y cada una de las personas miraban hacia
la misma parte, hacia los Reyes de España que llegaban a
Ceuta, y que, hoy por hoy, son el más firme valuarte de la
unidad territorial de española.
Y es curioso ver como en al aniversario de aquella afrenta a
la primera institución del país, hace menos de una semana,
todos los que intervinieron en aquel incidente han sido
declarados libres de todo y lo único que faltó, tras ese
juicio es que la defensa, la acusación y todos los demás se
fueran a comer juntos. Pero así están las cosas hoy y aquí.
Yo estoy seguro de que ese día, el 5 de noviembre, en Ceuta
más de uno va a volver la vista atrás en el tiempo para
añorar aquel día, al mismo tiempo que pedirá una nueva
visita y cuanto antes mejor.
Y es que Ceuta sabe recibir a sus visitantes, a los Reyes
todavía mejor, porque aquí no sobra nadie, porque aquí,
aunque algún politiquillo pretenda ser el oráculo de Delfos,
cuando hay que ponerse serios, saben ponerse serios y cuando
hay que hacer valer que el Estrecho no separa, sino que une
un poco más, se demuestra, con dos palabras o con un acto,
nada más descender del helicóptero o del barco.
Aquellos días, los comienzos de noviembre del pasado año, en
mi vida cotidiana, también tuvo algo especial que fue para
mejor, cuando a la dirección del Parador de Turismo, Hotel
La Muralla, llegaba un nuevo director.
Precisamente en la llegada de los Reyes fue la primera de
las actuaciones cara al exterior de Pedro Fernández, dejando
la imagen, también en esto, de Ceuta a gran altura.
Eran, por consiguiente, una serie de hechos que nos
mantuvieron un poco más entretenidos, durante esos días, que
ahora, un año después, se ven un poco lejanos, pero todavía
tocando ese ayer que no volverá.
Y ahora, doce meses más tarde ¿Qué balance se puede hacer?.
Sobre la visita de los Reyes, todo positivo, sobre la forma
en que se los recibió, de matrícula de honor; sobre el eco
que esa visita tuvo en la prensa, revalorización de Ceuta
muy positiva, y sobre la acción del, entonces, recién
llegado director del Parador de Turismo, un impulso
definitivo para sacar ese lugar emblemático de Ceuta, de la
situación en que estaba a la situación en la que hoy se
encuentra.
Por lo que se refiere al más allá de nuestros límites, los
incidentes de los que ultrajaron la primera institución
nacional, más de lo mismo, porque lo hicieron entonces, lo
hacen ahora y lo harán cuando quieran, otra vez, y con las
leyes que tenemos, parece que además de poder hacer felonías
de ese tipo, cualquier día pedirán un galardón, una
recompensa o el mérito contraído que se les ocurra. ¡¡Qué
vergüenza!!.
Ahora, con octubre que nos ha abandonado, vuelve a aparecer
ETA en Navarra. ¡Vaya por Díos!.
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