PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - SÁBADO, 1 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

España y la rebelión rifeña de 1958
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

La columna del pasado 28 (“Rebelión en el Rif”) ha levantado su polvareda a un lado y otro de la frontera. Si para el oficialismo marroquí fui según parece duro, para algunos lectores españoles obvié “la ayuda militar española a los rifeños”, idea errónea e incierta como veremos. En cuanto a la crudeza de lo narrado y en lo que me reafirmo, cito al respecto la opinión del escritor marroquí Tahar Ben Jelloun, Premio Goncourt 1987: “El futuro rey Hassan II, respaldado por el general Ufkir, ahogaría en sangre la rebelión”.

En cuanto a la rebelión en sí constatemos, en primer lugar, la implicación directa en ésta del mítico líder rifeño Mohamed Ben Abdelkrím El Khatabi, cuyo hijo mayor visitó en mayo de 1958 al rey Mohamed V para advertirle de los problemas que padecía el Rif y del papel desestabilizador que estaría desempeñando el Istiqlal, partido de corte fascistoide que ya había sido denunciado en un agresivo discurso radiofónico por Abdelhalak Torres en Tetuán quien, temeroso de la reacción tras sus atrevidas palabras, había salido para El Cairo donde era embajador del Reino de Marruecos desde 1957; el mismo Dr. Khatib, artífice del Ejército de Liberación y recientemente fallecido, había responsabilizado ante Mohamed V al Istiqlal como responsable de la delicada situación que atravesaba el país; Khatib y el capitán Ahardán, líderes del Movimiento Popular (partido de raíz bereber), fueron más tarde encarcelados 158 días.

En agosto de 1958 aparecen pintadas con vivas al “Generalísimo” (sic) Franco en varias calles de Tetuán, antigua capital del Protectorado español, lo que desencadena una “caza de brujas” en las fuerzas de seguridad marroquíes, depurándolas de elementos “colaboracionistas” con España; el 24 de octubre de 1958, tres días antes del estallido de la rebelión en Uelmes donde se encontraban un hijo de Abdelkrím y un primo suyo de nombre Amuch, el cónsul español en Marruecos, Sangro, recibía a cinco oficiales del Ejército de Liberación del Rif solicitándole armamento “para combatir al Istiqlal, pero no al rey”; hasta a prestigiosos oficiales españoles como el coronel Francisco Mena, destacado entonces en la lejana Sidi Ifni hostigada por guerrillas promarroquíes entre noviembre de 1957 y agosto de 1958, le llegan propuestas de rifeños para combatir del lado español “y contra el Istiqlal” a cambio de recibir ayuda. En España, inicialmente algunos sectores logran equipar un convoy con ayuda militar “desclasificada” que sale de Madrid y con el que, a la altura del Cerro de los Ángeles, se cruza el general manchego Galera Paniagua, a la sazón al frente del Ejército del Norte de África en proceso de repliegue (tercera fase) tras el final del Protectorado en 1956 y que acudía a informar personalmente a Franco. Tras un tira y afloja, el prestigioso general Galera no tarda en convencer al entonces Jefe del Estado del absurdo y contrasentido que supondría equipar militarmente a la rebelión rifeña, pues al fin y al cabo la misión del Protectorado y por la que tanta sangre se había vertido era reunificar Marruecos; las tropas españolas habían combatido siempre en defensa y en nombre del Sultán. Franco se negó pues, como consta en la documentación al respecto existente en el ministerio de Asuntos Exteriores, a facilitar ayuda a la rebelión rifeña. El Teniente General Galera, por su parte, acuarteló a las escasas tropas que aun quedaban en la región. Alhucemas era la base del IV Tercio de la Legión, fundado en octubre de 1950, operativo en mayo de 1952 y trasladado en agosto de 1958 al Sáhara, así como del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Infantería “Rif” nº 8, asentado en Zoco El Had.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto