En la noche de ayer se celebró, en la quinta planta del
Hotel Tryp, la asamblea informativa de la AD Ceuta a la que
apenas asistieron medio centenar de seguidores. Un reducido
grupo entre los que hubo representación de la Ciudad
Autónoma, al acudir Juan Manuel Doncel, consejero de
Fomento, y Kissy Chandiramani, consejera de Juventud,
Deporte y Nuevas Tecnologías. Un acto en el que la directiva
de la entidad caballa repasó su gestión deportiva y
económica desde que llegaron al club en la temporada
2006/07, cuando se encontraron una deuda de 1.882.815 euros
y que al comienzo del tercer ejercicio únicamente se ha
reducido en 30.000 euros. Y eso que, a su llegada, se
plantearon como objetivo principal el reducir el pasivo.
Eso una vez que en el primer año de mandato, cuando los
actuales dirigentes tomaron el relevo a Ernesto Valero, la
entidad contó con un presupuesto de 1.638.000 euros, que en
el aspecto deportivo les sirvió para terminar en la undécima
posición de la tabla, con el jerezano Carlos Orúe sentado en
el banquillo. Al año siguiente, y según comentaron Felipe
Escane, presidente de la entidad, y Cecilio Castillo,
vicepresidente, el presupuesto se vio incrementado hasta los
2.057.000 euros, lo que les sirvió para sellar el tercer
puesto en la Liga regular que a la postre les permitió
disputar la fase de ascenso a Segunda ´A´ tres años después
de la última ocasión. Una etapa en la que, curiosamente, y
según reconoció la directiva presidida por Felipe Escane, el
club apenas contó en sus arcas entorno a 1.353.000 euros.
Para el curso actual, y con la intención de volver a repetir
la temporada anterior, la AD Ceuta contará con un
presupuesto de 2.055.000 euros. Unas cantidad similar a la
del año pasado que, comparativamente, viene a suponer, según
su parecer, el octavo presupuesto del grupo cuarto de
Segunda División ´B´ .
Terminada la exposición se pasó al turno de ruegos y
preguntas, en el que el ex presidente de la AD Ceuta, José
Antonio Muñoz, quiso aclarar varios puntos sobre su mandato,
en el que el club nunca estuvo en el Registro de
Aceptaciones Impagadas (RAI), ingresando en el mismo en el
mes de junio de 2005. Una vez que él ya se había marchado.
Reconociendo del mismo modo los actuales gestores que la
deuda con el que fuera presidente asciende a los 488.000
euros.
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