No todo iba a ser perjudicial por
las lluvias en lo que va de otoño. Es cierto que, hasta
ahora, hubo más que lamentar que no que festejar por las
aguas caídas en el mismo comienzo de octubre, o en los
últimos días de septiembre.
Sin embargo, cuando vemos que los embalses han aumentado
considerablemente sus reservas, y eso que estamos, todavía,
a tan sólo medio otoño, nos lleva a pensar que aquellos
tremendos chaparrones, también, aunque a largo o medio
plazo, algo bueno aportaron.
Veo una nota en la prensa en la que se dice que “los
embalses aumentan un 42% su capacidad en un año”.
Esto, en unos pantanos grandes, con una capacidad de muchos
metros cúbicos, significaría la solución para este y el
próximo año, cuando menos.
En Ceuta será algo menos, pero, también, se tiene que dejar
notar y habrá que tirar menos de la desaladora, de momento.
Según la información que tenemos, a mano, el pantano del
Infierno se ha situado con las lluvias, a ratos
torrenciales, del tiempo que llevamos de otoño en 621.804
metros cúbicos. Una buena noticia y una situación totalmente
favorable para Ceuta y para las necesidades que tiene.
Además, a esto hay que añadir que el otro embalse, el del
Renegado, se ha situado en 887.890 metros cúbicos, con 29
metros de profundidad, con unas reservas, ahora mismo, a
falta de otras lluvias de lo que falta aún de otoño, de las
del invierno y las de la primavera, si llegan, en torno al
66% de su capacidad.
Hacía muchos años que en esta época no había unas reservas
como las que hay embalsadas en estos momentos y eso supone,
ahora mismo, haberse asegurado el suministro para muchos
meses, a partir de ahora.
En años precedentes, el pasado sin ir más lejos, había menos
de la mitad de las reservas que existen ahora mismo, con lo
que ya hemos ganado algo en estos momentos.
Ahora bien, valorando esto, y valorando todo lo que se ha
hecho en los últimos veinte años, por ejemplo, para evitar
las tremendas restricciones de agua que, a veces, hubo, lo
lamentable es que todavía no se haya logrado en Ceuta la
gran obra, para una superior recogida de agua en esos
momentos de fuertes lluvias, cuando ese agua se va,
necesariamente, al mar, miles y miles de litros que se
hubieran tenido que embalsar.
Es cierto que, afortunadamente, atrás han quedado aquellos
momentos en los que el agua salía más cara en Ceuta que
cualquier otra bebida, al tener que traerla, a diario, con
el famoso barco, que la trasportaba desde el otro lado del
Estrecho.
Aquello se superó, es cierto, pero habría que llegar a la
realización de esa gran obra, necesaria, para poder acumular
unas reservas que no nos hicieran depender tanto, y en tan
gran porcentaje de las potabilizadoras.
Esta puede ser la gran promesa, inicialmente, de algún
político en unas próximas elecciones, o en otras más tarde,
pero no demasiado lejanas, que diseñe y lleve a cabo, y para
poder decir a los ceutíes que ese problema del agua, aquí,
ya ha terminado para siempre, con cambio climático o sin él.
Sea como sea, por este año el problema de agua, como
necesidad perentoria, está resuelto, lo que vendrá después
ya lo veremos.
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