El hecho de que las dos
administraciones existentes en la ciudad estén de acuerdo,
por el bien general de Ceuta y de los ceutíes, en asuntos de
calado para el futuro, bien éste sea del ámbito urbanístico,
de equipamientos o de infraestructuras, podría ser
considerado natural y normal pese a no ser éstas del mismo
signo político, pero lo cierto es que el caso de Ceuta
supone la raya en el agua de los compromisos y la
responsabilidad hacia la ciudadanía, lo que, por otra parte,
merece el reconocimiento general personalizados en las
figuras del presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas y
del delegado del Gobierno, José Fernández Chacón que son los
que sustentan y protagonizan este clima de colaboración y
cooperación.
Dicho lo cual conviene recordar que el mandato
constitucional de apoyo entre las administraciones debería
ser una norma de general cumplimiento en todo el país que,
claro, no siempre se cumple. “Es algo que siempre se dice,
pero no se suele hacer” dijo Chacón ante Vivas para
reconocer que esas cosas ocurren entre quienes padecen
cierta irresponsabilidad. No es el caso en Ceuta y de eso se
ha empeñado, o más bien se han empeñado en demostrar tanto
uno como otro; tanto Chacón como Vivas.
Los dos estan cortados por el mismo patrón del pragmatismo y
la prudencia política aunque, el que la lleva la entiende,
cada uno en su casa y de puertas para adentro muestren el
carácter que cada uno tenga a la hora de afrontar
situaciones diversas y variadas.
Mientras la mar política institucional se encuentre en calma
y la necesidad haga que tanto Administración General del
Estado como Ciudad Autónoma dependan una de la otra y la
otra de la una para llevar a cabo su gestión en determinadas
áreas, sumado al especial talante conciliador y colaborador
mostrado por Vivas y Chacón, por Chacón y Vivas, el
beneficiado será el ceutí y por ende la ciudad, lo que a
estas alturas de la película y después de vivir históricos
desencuentros, es realmente de agradecer.
|