Debajo de uno de los jardines de la residencia militar
Galera se encuentra una de las tres baterías de Punta Negra;
las otras dos fueron eliminadas para edificar encima. La
jefatura de Apoyo, mandada por el coronel José Holgado, se
ha propuesto recuperar las bóvedas que surtían de munición a
uno de los cañones allí artillados. La pretensión de la
COMGE es que las galerías tengan una funcionalidad.
La Comandancia General, a través de la Jefatura de Apoyo, se
ha propuesto recuperar una de las tres galerías de la
residencia militar Galera o, como se le conocía
antiguamente, la batería de Punta Negra.
Las habitaciones de este edificio se erigieron sobre las
otras dos baterías que existieron entre finales del siglo
XIX y principios del XX y que ya sólo pertenecen al pasado.
Sin embargo, para los pruritos en Artillería, que hay muchos
en esta plaza militiar, recuperar una de las bóvedas de
Punta Negra supone un gran avance patrimonial.
A la derecha de esta residencia existe un jardín. En uno de
sus extremos, una planicie más árida que el resto, indica
que allí estuvieron artillados el cañón Krupp de 26
centímetros, en un primer momento, y el Ordóñez español, en
una segunda etapa. Sin embargo, y a diferencia de lo que
sucederá con Valdeaguas, en Punta Negra no se va a reponer
este espacio con una pieza antigua y se dejará despejado,
tal y como está. Sí se eliminará una de las vallas que
delimitan este pequeño prado y que fueron colocadas en un
periodo posterior a la Guerra Civil.
De esta manera, es intención de la Jefatura de Apoyo,
eliminar todas aquellas construcciones no originarias y
artificiales construidas en una etapa posterior a la
primitiva, así como la recuperación de habitaciones o
galerías ahora selladas, como por ejemplo sucede con la del
cambio de guardia, cuyas entradas en arco de medio punto han
sido tapadas con cemento y una de las galerías auxiliares
del complejo subterráneo, separada del resto por una tapia.
El recinto subterráneo está dividido en cinco pasillos que
desembocan en otro transversal que servía para elevar las
cargas hasta el suelo y surtir de munición y pólvora a los
artilleros. El del medio servía para la comunicación; el de
su izquierda para almacenar la munición; y el de la derecha,
para la pólvora. Los extremos izquierdo y derecho eran los
pasillos auxiliares o pasillos de protección de carga.
Después de la guerra, la bóveda de la derecha se utilizó
como sala de operaciones hospitalarias y se convirtió en
quirófano (está alicatada actualmente); y la de la
izquierda, en habitaciones para los enfermos. Las bóvedas
son de doble capa, para evitar la humedad. La Comandancia
General se ha propuesto recuperar este entorno y darle una
funcionalidad, bien sea para celebraciones, exposiciones o
salón de actos. Las paredes se decorarán con motivos del
cuerpo de artillería. Actualmente, están limpiando la zona
de las últimas lluvias.
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