Ediciones Aguilar ha editado el
libro titulado “Una mujer de mujeres” escrito por la abogada
e histórica defensora de los derechos de la mujer, Amparo
Rubiales quien, ha relatado en sus páginas sus vivencias
personales a lo largo de su dilatada trayectoria política;
concejala del Ayuntamiento de Sevilla, vicepresidenta de la
Diputación Provincial, parlamentaria andaluza, consejera de
Presidencia del primer Gobierno andaluz, senadora y diputada
nacional, vicepresidenta del Congreso, delegada del Gobierno
en Andalucía, gobernadora civil de Sevilla, consejera del
Consejo Consultivo de Andalucía y consejera de Estado pero
ante todo, feminista y socialista.
Podría parecer incongruente que yo reflexionase sobre la
obra escrita por esta política de firmes convicciones
socialistas pero, mis sentimientos se anteponen a mis
ideales políticos cuando, he tenido la oportunidad de leer
el capítulo dedicado a una ceutí excepcional, en todos los
sentidos, desde una perspectiva diferente, desde la cercanía
de quien ha compartido innumerables vivencias tanto
personales como políticas. Esta obra nos relata, en su
capítulo XXI, la verdadera personalidad de Mari Carmen
Cerdeira; sus creencias, sus preferencias, sus labores
políticas, su calidad humana y por encima de todo, el
carácter luchador de una mujer que sufrió la peor perdida
imaginable con la entereza que solo poseen unos pocos
elegidos.
Los ceutíes conocemos la trayectoria profesional y política
de Mari Carmen Cerdeira, la senadora que entre otras muchas
experiencias, compartió junto a José Luís Rodríguez Zapatero
el honor de ser los senadores más jóvenes de la tercera
Legislatura (1986-1989). Mari Carmen recibió, en vida, el
reconocimiento de su Ciudad a toda una vida dedicada a
defender los derechos de la mujer a través de la concesión
del premio Maria De Eza en la edición del 2003 compartiendo
con Doña María, la circunstancia de ser las únicas mujeres
que han ostentado el cargo de Delegadas del Gobierno en
Ceuta.
En definitiva, una histórica socialista ceutí que recorrió
el mundo simbolizando las esencias de la Ciudad que la vio
nacer. Una ceutí respetada por todos aquellos que la
conocieron recibiendo innumerables muestras de cariño tras
su fallecimiento. Quizás, es el momento de que nuestras
autoridades reflexionen al respecto al objeto de
inmortalizarla en nuestras calles, en un futuro próximo,
como exponente de la libertad, de la lucha por las
desigualdades y otros muchos atributos que la acreditan
sobradamente para recibir tan merecido reconocimiento.
|