Mientras que Pedro Gordillo
tiene previsto, si no cambia de opinión en cualquier
momento, requerir a Mohamed Alí ante notario para que
se ratifique en lo dicho en relación con la factura del Tryp
y ese llegar casi a las manos del propio Gordillo con
Guillermo Martínez, durante la cuchipanda celebrada
después del Congreso del PP, y Yolanda Bel sigue
siendo tachada de despilfarradora por hacerse un despacho a
su medida en la consejería de Medio Ambiente, y el
viceconsejero de Recursos Humanos, Javier Nieto, y el
Jefe del Parque Móvil, de la Administración Autonómica,
Rafael Matres, comparecerán hoy –escribo en lunes- ante
la Fiscalía de Ceuta, los docentes ceutíes habrán hecho su
paro, según airean, porque se han visto obligados ante los
últimos desaires del MEPSYP. Y si a todo lo reseñado le
unimos que la Asociación Deportiva Ceuta recibió un severo
correctivo en El Ejido, con lo cual habrá causado las
consiguientes depresiones, estoy pensando muy detenidamente
si me merece la pena pasear por el centro de la ciudad en
lunes tan antipático.
El Ministerio de Educación se porta tan mal con los
profesores, que su Junta de personal está ya harta de
desaires y le ha declarado la guerra del desamor: más o
menos la que dice sentir Falete por ese novio
aspirante a marido que le ha venido dando disgustos tras
disgustos hasta que la reinona de la canción andaluza ha
dicho basta. El Ministerio de Educación no sabía con quién
se estaba jugando los cuartos en Ceuta. Nada más y nada
menos que con Juan Luis Aróstegui; que también es
presidente de la Junta de Personal Docente. Y que habrá
disfrutado como un cerdo en un charco embarrado al haberse
visto por primera vez al frente de una protesta tan
concurrida. Cerca de mil profesores de todos los colegios e
institutos ceutíes, han ido escudados detrás de él, según lo
publicado.
No sé si el presidente de la Junta de personal, coreado por
el millar que han compuesto profesores de Infantil,
Primaria, ESO, Bachillerato y Formación Profesional,
llevaría en las manos un cartel recordando las disposiciones
del rey Enrique II, allá en 1371, acerca de que los
maestros “deben gozar de cuantas gracias y privilegios gozan
los duques y condes, una vez que han cumplido cuarenta años
de servicio profesional”. Cierto es que los duques y condes
de ahora, salvo excepciones, han de currelar lo suyo si
quieren seguir teniendo el tren de vida que tienen muchos
profesores. Merecido, por supuesto. Faltaría más. No vaya a
ser que entre tanta masa gris junta, y en estado de tanta
inquietud ante la visita de la señora Almunia, salga
alguien disparando contra mí con lengua del nueve corto.
Pero las reivindicaciones de los profesionales de la
enseñanza, y las quejas por falta de medios, seguridad, y
problemas varios, que no cesan de acosarles y aturdirles,
justas, todo hay que decirlo, convendrían que fueran
acompañadas, de vez en cuando, por reconocer que muchos de
ellos no están suficientemente preparados para afrontar la
realidad educativa de Ceuta.
Me han gustado, tras haber leído minuciosamente, hace ya
mucho tiempo, ‘Identidades asesinas’, cuyo autor es Amin
Malouf, las declaraciones de Juan Manuel Rondón,
Diplomado en Educación Social, hechas el domingo pasado, a
David Pascual, en este medio, donde pone el dedo en
la llaga de los problemas escolares.
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