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OPINIÓN - LUNES, 27 DE OCTUBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Un buen alcalde
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Me estoy refiriendo a José Zurrón, que en los años finales de los 60 y comienzos de los 70 fue alcalde de Ceuta.

Personalmente no coincidí con él aquí, pero sí que coincidí en tierras extremeñas, cuando yo era profesor del instituto de Jerez de los Caballeros y él era gobernador civil de Badajoz.

A nadie he oído en Ceuta hablar mal de aquel alcalde, un hombre del régimen (es lo que había) pero que no se aprovechó de su posición, ni aquí, ni luego en Badajoz, a pesar de su alto cargo.

Y digo que era un hombre del régimen porque ser alcalde de Ceuta, en aquellos años, no lo “podía” ser más que alguien en quien se confiaba en las alturas. Ceuta, entonces más que ahora, tenía un prestigio muy especial en las altas esferas del régimen, y no podía ser entregada, para que fuera regida, a un cualquiera. En este caso acertaron con la persona elegida.

Desde aquí pasó a otro buen cargo, gobernador civil de una provincia muy grande, aunque sin grandes problemas, “de orden”, en aquellos años. Y en Badajoz, también, cumplió con su gestión, aunque posiblemente su celo por mantener las normas del régimen, que ya, por los años y la enfermedad de Franco, comenzaba a tambalearse, le hicieran ser excesivamente “vigilador” en algunos aspectos con la prensa. Y él que no se excedía en nada, tuvo alguna mínima “agarrada” con un gran profesional de la radio, director de Radio Extremadura, Cadena Ser, Julio Luengo Garallo. La cosa no pasó a mayores porque, hay que decirlo, Julio Luengo, un Premio Ondas, de los años 70 no era fácil de doblegar en sus razones, y sus razones, allí y entonces, eran Extremadura.

Dejando esto de lado, yo conocí a José Zurrón, en el instituto de Jerez de los Caballeros, en una visita que nos hizo, no sé para conmemorar qué o festejar lo que fuera, y él que era cuidadoso con los “cachorros” del régimen, para que la línea no se torciera, recuerdo que en el instituto, tras habérselo presentado el alcalde del pueblo, saludaba efusivamente a uno de los alumnos, que, según el alcalde, era “Consejero Local del Movimiento”. Recuerdo que estuvo charlando varios minutos con él, lo trataba como si de un hijo, o algo así, se tratara y curiosamente, tres o cuatro años después, cuando murió Franco y “ se abrió la veda”, aquel chaval que se había puesto la camisa azul más veces que mi amigo José Antonio Peche Primo de Rivera , comenzó a hacer carrera política en el PSOE, en cuyo partido tanto él como algún otro familiar han logrado altos cargos en las tierras extremeñas.

Lo de que uno haga carrera en el partido que quiera es normal, pero dar una zancada tan larga en tan poco tiempo, cuando menos, es digno de resaltarlo.

A José Zurrón lo vi por última vez en los primeros días de marzo de 1987, en Madrid, en el tanatorio, donde estuvimos a dar el último adiós a mi entrañable D. Joaquín Ferrer, que acababa de morir hacía muy pocas horas. Allí, en aquellos momentos, también estuvo José Zurrón, porque en su dignidad entraba estar siempre al lado de sus amigos y Joaquín Ferrer había sido amigo suyo por lo que tenía que recibir de él su último adiós.

En Badajoz lo habrán recordado como un buen gobernador, en Ceuta se le recordará siempre como un buen alcalde, y yo lo poco que lo conocí lo voy a recordar como una persona con dignidad, responsable en sus acciones, sereno a la hora de actuar y, especialmente, amigo de sus amigos.
 

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